El último lugar en la Tierra

Cuarta entrega de los Cabana. Llegó el turno de la historia de Marcos, el hermano que robó mi corazón desde el primer momento, y ahora que he leído su libro, puedo confirmar que es mi favorito de toda la familia.
De Marcos sabemos que es poli, un rompecorazones y que, después de lo que pasó con su exnovia, no quiere saber nada de compromisos. Me parece el más divertido de los hermanos y su relación con su coche, tomatito, es de lo más peculiar. Que adora a Alex, de ahí que los apoden como marcalex, y que es "el poligonero". La verdad es que es un personaje que me encanta y ha sido todo un regalo vivir tantos momentos con él. de hecho, es la primera vez que me pasa con estos libros que, de los dos miembros de la pareja, me quedo con el integrante Cabana, ya que en los anteriores siempre me ha gustado más la pareja de cada hermano.
Mencía llega a la vida de Marcos de manera bastante repentina, en un ascensor, donde él le suelta la milonga de que es técnico de ascensores y la ayuda a pasar un ataque de claustrofobia, y bueno, suceden más cositas. El caso es que Mencía trabaja en Asuntos Internos, y en el equipo de Marcos hay un topo que está filtrando información a criminales y por el cual ha muerto gente. Así que a Mencía la envían a descubrir la identidad del topo y así es como se reencuentra con Marcos. La vida da muchas vueltas, y esta es una de ellas. Ella es una chica que me ha caído bien, pero no ha terminado de llenarme. Es simpática, pero le falta algo, y su comportamiento a veces es un poco contradictorio. Marcos es verdad que al principio se pasa de borde en el trato hacia ella, pero creo que es un poco comprensible, ya que solo busca marcar distancia para no mezclar lo personal con lo laboral, pero ella es según le dé el aire.
Tengo que decir que la historia me ha gustado mucho, pero no le he dado cinco estrellas porque he sentido que la autora no ha sacado su máximo potencial. Por ejemplo, conocemos al equipo de Marcos de pasada, muy por encima, no conocemos en profundidad a cada uno de los integrantes, lo que provoca que nos dé igual la identidad del topo. Creo que si hubiéramos establecido vínculos con algunos, nos hubiéramos metido más de lleno en esta trama, porque a mí, sinceramente, me daba igual quién fuera, y cuando se descubre me quedé un poco igual. Eso ha hecho que pierda fuelle esta parte, en el libro anterior, que también una parte importante estaba vinculada al tema de corrupción del alcalde, estuvo mucho más lograda y sí estábamos metidos de lleno en el caso. Por otro lado, a Mencía se le da fatal, pero fatal, su trabajo. No me gustó que desde el principio descartara que Marcos fuera el topo. No lo conoces, y aunque lo conocieras, todo el mundo es sospechoso hasta que se demuestre lo contrario. Tampoco vi creíble que los superiores vieran que había confianza entre Marcos y ella y lo dejaran pasar o lo tomaran como algo normal, cuando eso puede afectar a la objetividad de Mencía. Que sí, que sé que fue para propiciar más escenas entre ellos, pero no me gustó cómo se desarrolló esto. Eso sí, me encantaban las conversaciones entre los protagonistas sobre escenarios hipotéticos sobre apocalipsis zombi y demás, me entretenían mucho.
He disfrutado mucho de ver a Marcos como poli en acción. Me encantó la escena del entrenamiento, donde deben bucear, y también en la escena final. Es como si se cambiara de careta, guardara la del Marcos desenfadado, lleno de humor y de amor para su familia, para ponerse la de Marcos geo, hábil en el tiro, rápido y concentrado. Verlo trabajar ha molado mucho.
De la parte que tiene que ver con el pasado de Mencía, he de decir que la entendí, pero no del todo. Es decir, la entiendo, pero no me llenó, para mí como que se dejó un poco a medias, no doy detalles para no hacer spoilers.
Por supuesto, en este libro volvemos a contar con escenas muy divertidas, como son todas las protagonizadas por la familia en su conjunto, en especial me reí mucho la del karaoke, porque vaya cuadro, y también con las conversaciones por WhatsApp, que cada vez son más caóticas y hay más gente en ellas. Una de las cosas que más me gustan de estos libros es que, a pesar de que la pareja protagonista cambie, seguimos viviendo muchos momentos y anécdotas con las anteriores, son como un clan al que todo nos gustaría pertenecer.
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