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Una novela sin nombres, acerca de una historia donde los nombres son lo menos importante. La guerra por sobrevivir, en países que no están preparados para la supervivencia , después del combate, tal vez ni antes. Países divididos por mucho más que la geografía. Una historia de mujeres, donde las mujeres cuentan lo que parece no contar, y sin embargo se convierte en la fuerza motriz de esas sociedades que se olvidan de quienes las construyeron, como lo hicieron y quienes las constituyen, Una historia de tenacidad hereditaria, una historia de una mujer que representa y abarca a muchas, para quien los obstáculos, son cosa de otros, las heridas son recordatorio de su fortaleza. Para quien la muerte siempre está ahí, incluso en la vida. Los dramas colaterales, las verdaderas víctimas de la guerra, los vivos, y quienes verdaderamente ganan en la guerra, los que no participan en ella. Como en la agricultura siempre hay que estar en movimiento, siempre es momento de actuar. “ Paris bien vale una misa” tal vez por ello es el único nombre que aparece. Desde ahí se teje parte de esta historia, hasta allá alcanza el tejido de esta historia de países en lucha eterna, aunque ya no le llamen guerra, de luchadores incansables, aunque ya no se les reconozca como militantes. Claudia Hernandez: da vida, da voz y pone en perspectiva a esas eternas combatientes, eternas cultivadoras de fuerza. |
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