El libro que nos ocupa es un clásico de la literatura argentina, y un ejemplo de cómo un poema también puede definir a una nación. Lo que pudo ser la Ilíada para los antiguos griegos, o las Hojas de hierba para unos norteamericanos que empezaban a convertirse en potencia, puede que lo sea el Martín Fierro para los argentinos de los siglos XIX y XX. Y es que es un poema extenso, dividido en dos partes (la "Ida" y la "Vuelta"), en el que se narran las vicisitudes del gaucho Martín Fierro, el cual vivía feliz, disfrutando su trabajo, la vida campesina, y tenía en casa a su mujer y sus dos hijos, pero es enviado, en cumplimiento de la ley, a servir al ejército en la frontera. Ahí Martín conoce mil privaciones, y sobretodo el desprecio con el que se trata al gaucho. A nadie le importa lo que come, con qué se viste o se cubre los pies, o si recibe su sueldo a tiempo. Para arriesgar la piel a nombre de otros, en cambio, un campesino siempre es útil. Harto de todo esto, y sabiendo que su esposa buscó a otro hombre y se fue con sus hijos, Martín huye y se convierte en prófugo. Aquí José Hernández nos presenta al gaucho como valiente y sufrido, pero también violento e irresponsable: por una tonta riña, Martín mata a un hombre y es buscado por un crimen mayor. Enfrentado a la policía, él y su amigo Cruz (un amigo de ésos que te acompañan hasta el final) deciden escapar a territorio de los indios. Si "La ida" es un reclamo ante las injusticias, y un retrato del gaucho, "La vuelta" nos cuenta por qué Martín escapa de la tierra de indios y vuelve a su pueblo: nos encontramos a los hijos de Martín Fierro, que cuentan sus propias historias -también aparece la queja contra las injusticias que sufren los pobres, esta vez en forma de una condena a prisión injusta-, así como también conocemos al hijo de Cruz y al hermano del hombre que mató antes Martín. En esta parte abundan los consejos nacidos de la sabiduría popular, y es martín se muestra más sabio y sentencioso. Lo que en la primera parte es fuerza desatada, y el gaucho se muestra casi como parte de la naturaleza, en la segunda lo vemos mesurado y conocedor. Usando el lenguaje propio de los campesinos de esa época, José Hernández no tiene empacho a la hora de usar palabras cortadas o modismos locales. Nos da un retrato vibrante del mundo rural, de sus costumbres, moral y penurias. Nos muestra las relaciones entre razas y géneros -en este punto, Martín Fierro tiene los mismos prejuicios que eran habituales entre el campesinado argentino de la época-, y un constante rechazo a la autoridad, toda vez que la autoridad se ríe de los pobres. + Leer más |
Presentación del libro de Aldo Parfeniuk con el editor Ramiro Iraola e Iván Burnichon, nieto de Alberto.
Alberto Burnichon fue un editor radicado en la provincia de Córdoba que publicó obras de autores como Daniel Moyano, Juan Gelman, Juan José Hernández, Manuel Castilla y Jacobo Regen e incluyó en sus ediciones ilustraciones de Carlos Alonso, Roberto Fontanarrosa y Hermenegildo Sábat, entre otros. Su carácter itinerante fue de mucha importancia para autores radicados en el interior del país. La última dictadura lo asesinó el 25 de marzo de 1976. Desde 2015 la provincia de Córdoba celebra el Día del Editor de Libros cada 25 de marzo en homenaje a su figura. Asimismo, desde 1997, cada año se entrega el premio Alberto Burnichon al Mejor Libro Editado en Córdoba.
17 de noviembre de 2023. Sala Augusto Cortazar