Los hijos de la piedra

Esta obra de teatro es un claro ejemplo de que no hacen falta muchas páginas para disfrutar de una buena historia; en ella hay drama, romance, pasión, amor, amistad, denuncia social, justicia y revolución

Sorprende la belleza de la prosa que caracteriza al autor, aún cuando lo que narra son penurias, hambre y opresión lo hace de manera sencilla, poética, simplemente espectacular, dejándonos las emociones a flor de piel

Apenas 40 páginas que dan para muchas horas de reflexión, para pensar en lo que fuimos, lo que tenemos, lo derechos, las luchas obreras y para que jamás el miedo pueda controlar nuestras actuaciones, arrebatarnos los logros y sucumbir ante la opresión

“¡Insolentes! ¿Queréis ver que pronto salen vuestros hombres. ¡Basta! Ya no aguanto más. ¿Por qué voy a consentir que mis pozos se vuelvan cementerios? de ninguna manera” ~ Los hijos de la piedra de Miguel Hernández.

Casi me dejo atrás el #clasicoflash de esta semana, lo cual no importaría mucho porque tenéis las fantásticas reseñas de mis compañeras pero es que el libro merece reseña.

Viajamos a un pueblo minero en el primer tercio del siglo XX en España, Montecabra, donde sus habitantes viven en cuevas cavadas en la piedra. En formato de obra de teatro, narra los cambios a los que se enfrentan los trabajadores del pueblo –mineros y pastor– cuando el bondadoso jefe Pedro es sustituido por otro denominado "el señor", más ambicioso y egoísta y que impone una rebaja salarial. A partir de ese momento, los mineros se declaran en huelga y poco a poco esa situación va minando al pueblo.

Un libro que refleja la lucha obrera, sus logros pero también los sacrificios que tuvieron que enfrentar los trabajadores en lucha para conseguirlos. Un camino que no ha sido fácil y que ahora nos parece de lo más normal. En la historia se da otra situación que no voy a entrar a contar y que es mejor descubrir adentrándose en su lectura porque este es otro #clasicoflash que merece la pena leer y además es muy sencillito.