El hombre que se creía Vicente Rojo

El libro es más como un 2.7 ⭐

Este libro nos habla de una madre que está muy preocupada por su hija, Berta, que sufre de prosopagnosia, que es algo así como una condición en la que dejas de percibir caras, además Berta también cree está destinada a que solo le ocurran cosas feas o que solo llegue a su vida la fealdad.
Un día, Berta se desmaya y es socorrida por alguien, quién le regala a su vez una pintura. Es por este hecho que su madre se entera que es un pintor famoso y decide entrevistarlo para el periódico local.

Durante sus visitas al pintor, se da cuenta que él no le está contando nada sino que ella empieza a descubrir un montón de cosas sobre sus inseguridades y su vida en general.

El libro es un poco extraño, no me gusta su tono tan superficial, me molestaba un montón que la madre mantuviera diciendo que era una gorda (entre muchos otros adjetivos negativos) y no entendí que tenía que ver su apariencia con nada. ¿Ser gorda te hace menos?, ¿Por ser gorda te pasaron todas las desgracias de tu vida?, Porque si, se entiende que la mujer sufre de problemas de autoestima, pero la forma en cómo se dice todo en el libro no lleva a una reflexión sobre el amor propio sino a que aparentar ser algo que quieres ser, proyectarte en algo más es la solución a todo cuando no es así.

Siento que el único personaje que tenía cierto sentido era Berta, y su personaje era meramente un catalizador para todas las angustias de la madre. Me hubiera gustado saber más de esta niña que parece estar turbada, pero en el fondo sentí que era la más sensata de todos.

Siento que el libro tenía un potencial gigante, pero al final la autora no lo supo explotar del todo bien.