―Malnacidos ―masculló enfurecido―. ¿Creéis que me habéis vencido? ¡Esto es solo el inicio de vuestro fin! ¡Los Aghaidh nos alzaremos para ostentar el Poder Supremo!
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―Malnacidos ―masculló enfurecido―. ¿Creéis que me habéis vencido? ¡Esto es solo el inicio de vuestro fin! ¡Los Aghaidh nos alzaremos para ostentar el Poder Supremo!
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―Deja que alguno de nosotros te acompañe ―le repitió Acras. ―Siempre nos hemos cubierto las espaldas ―lo apoyó Cogadh. |
Ella es un ángel, y nosotros no somos más que una jodida arma de destrucción masiva.
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Aquí, el Señor de la Hambruna es también el listillo de la familia.
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―¿Haces el favor de tomártelo en serio? ―le cuestionó su gemelo en tono acusatorio. ―Lo hago, me lo tomo muy en serio ―le contestó con repentina expresión tensa―. Me he pasado toda la puta noche en vela dándole vueltas a ese libro, pero no he hallado respuesta alguna. Así que prefiero reírme del asunto a cabrearme y que el mundo se vaya a la mierda sin necesidad de invocar el Apocalipsis, ¿no te parece buena elección? |
―No eres más imbécil porque no te entrenas ―le reprochó su gemelo. ―Tú dame tiempo ―farfulló con la vista perdida en el texto. |
―Te quiero, Kyra ―susurró, hundiéndose en ella con embates profundos y lentos―. Ojalá mañana lo recuerdes. No quiero perderte.
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―Pillaros unas cervezas ―les pidió con desgana―. Esto va para largo.
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―Podría revisar tu máquina con los ojos cerrados, pero me lo prohíbe mi religión.
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―Es el tiempo de Belial
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¿Cuál es el desayuno favorito de Eleven?