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Crítica de AlhanaRhiverCross


AlhanaRhiverCross
04 April 2019
No es la primera vez que leo a Deborah Heredia pero sí una una de sus primeras novelas para un público más juvenil que middle grade, que además pertenece a uno de mis géneros preferidos y tengo que reconocer que no esperaba para nada el tipo de historia que me he encontrado porque a pesar de ser ciencia ficción, tiene un aire introspectivo y de reflexión más profundo del que parece, además de ser una novela completamente de personajes más que de trama. Por ello, he echado en falta algunas subtramas más solidas pero creo que ha sido cuestión de expectativas, ya que no estoy habituada a novelas de ciencia ficción tan existencialistas.
En general, la trama es pausada y se queda como una mera premisa porque mi sensación es que solo es el motor a través del que se cuenta la historia personal de Glöd, el protagonista absoluto y que me parece un personaje muy trabajado y pensado para contar una historia más realista que fantástica. Glöd es un chico hastiado de su propia existencia, con tendencias suicidas porque no quiere seguir con la “vida” virtual y no real a la que ha quedado relegado, con un carácter depresivo y que lo único que le levanta un poco el humor cada día es chutarse el equivalente a las drogas de nuestra realidad. Con un personaje así, cuando comencé a leer el libro pensé que iba a ser una novela dura a nivel emocional pero terminó siendo algo más allá de eso, porque además de emocionar logra que empaticemos con su estado habitual de ánimo, incluso cuando a mí me cuesta muchísimo comprender este tipo de pensamientos que una y otra vez se cruzan por la mente de Glöd. Así que en este sentido me alegra mucho que la novela no sea un completo drama pese a tener un protagonista que al principio augura una historia triste, ya que bastaría con leer la primera frase de la novela para llevarse esa idea errónea. Es cierto que es una novela de sentimientos muy emotiva pero en el buen sentido aunque Glöd siempre esté rodeado de pensamientos pesimistas y de tedio.
Dado que estamos ante una novela de personajes, la importancia que tienen las relaciones en la historia era esperable. Glöd se relaciona sobre todo con dos personajes secundarios: Blika, una especie de supervisora, y Lit, su mejor amigo y algo más. Blika tiene poquitas escenas, en comparación, y siempre en relación con Glöd, a quien siempre tiene que vigilar; mientras que Lit está más presente tanto en los encuentros como en los pensamientos de Glöd. Ambas relaciones tienen sus tiras y aflojas pero sin duda lo que nos impulsa a leer es esa química latente que hay entre Glöd y Lit porque es la que nos aporta más emociones y reflexiones sobre cómo es estar en una relación con una persona que sufre depresión. Para mí, este incipiente “romance” (si se puede considerar como tal) no es lo principal en esta novela, pero gracias a Lit, podemos conocer mejor a Glöd y encariñarnos con él por lo que siente hacia su amigo, porque no le importa el aspecto o el género aparente que éste asuma (sí, aquí hay cambiaformas o cambiapariencias) y le encanta la infinita paciencia que Lit siempre parece demostrarle. Así que en general, los personajes secundarios cumplen más bien una función accesoria siempre hacia Glöd.
Por otra parte, en la segunda parte de la novela aparecen una serie de personajes de lo más interesantes en contraste con el entorno virtual de Glöd de los que me voy a abstener de comentar nada porque creo que es mejor que los descubráis. En esta segunda mitad, Glöd experimenta nuevas sensaciones y me encantaría que hubiera más escenas con más descripciones visuales, pero como digo, al ser una historia desde la introspectiva de un personaje, comprendo que es difícil mantener ese equilibrio en la narración. Además creo que este giro de contrastes aparece tarde en la novela y en consecuencia la trama puede resulta algo lenta, dado que no sabemos muy bien hacia donde ser dirige, más allá, como digo, de presentarnos a un personaje diferente y con una personalidad muy interesante desde el punto de vista de su psicología.
Sin embargo, otro de los puntos fuertes de la novela es la fabulosa ambientación principal y de la que partimos, que más que futurista es completamente digital. El Divärld es el mundo al que han “huido” los seres humanos que ya no soportan la existencia en el mundo orgánico, que ya no existe tal y como lo conocemos ahora. Este aspecto de la creación del mundo digital es algo que he disfrutado muhcísimo y, aunque va perdiendo fuerza a medida que avanzan las páginas, la autora se las arregla para hacer que entremos en él y que en nuestra mente aparezcan hologramas, corrientes de luz y estilismos imposibles. El contraste con el mundo orgánico es bestial y va en consonancia con la evolución que experimenta el personaje principal, hasta el punto de comprender a la perfección los motivos de su tristeza crónica, pues ese “mundo feliz” solo lo es en apariencia.
En otras palabras, se trata de una novela muy vistosa con un ritmo pausado, bien ambientada y con unos escenarios con muchísimo potencial, pero más centrada en el aspecto interno del protagonista. La historia está planteada de tal manera que nos llegan muy bien los mensajes que pretende transmitirnos (respecto a varios temas, en realidad: medioambiente, aceptación de uno mismo, control sobre la propia vida, salud mental, obsesión por el mundo digital y tecnológico…) y todo ello con una ambientación muy llamativa que deja ver la imaginación que tiene la autora, aunque quizás le falte algo de profundidad respecto a la trama y pueda resultar muy simple para una novela de ciencia ficción. Por lo demás, es una recomendación que os invito a descubrir, sobre todo si no habéis leído con anterioridad a Deborah Heredia.
Enlace: http://enmitiempolibro.blogs..
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