Entre los muros de Crickley Hall

La inmensa mayoría de historias de fantasmas repiten una serie de fórmulas que terminan por restar cualquier capacidad de sorpresa a sus argumentos. La existencia de ese tipo de entidades que vienen desde el mas allá reclamando atención, venganza o algún tipo de ayuda que le sirva como detonante para poder descansar es la base de este tipo de narraciones.
Es el caso de esta novela. Entre los muros de Crickley Hall nos presenta a una familia lastrada por una terrible drama que decide continuar su vida mudándose a un caserón en el que se subyace un pasado traumático. Nada nuevo, como pueden comprobar. de hecho, a lo largo de la historia, se van a suceder todo tipo de situaciones que uno espera en las narraciones de este tipo: ruidos amenazadores, puertas que se abren en mitad de la noche, columpios que se mueven solos pese a la ausencia de viento y todo tipo de experiencias inquietantes que convierten esta historia es el paradigma de los cuentos de fantasmas.
Pero, a pesar de esa ausencia de sorpresa, lo que Herbert nos cuenta en esta novela es tan fascinante que no puedes parar de leer esas seiscientas páginas llenas de las terribles consecuencias de su oscuro pasado. Quizás por la apuesta decidida que tiene el autor por presentarnos los fenómenos paranormales desde un inicio, sin dar apenas respiro a descubrir el drama de esta familia que intenta superar una pérdida irreparable. Desde el primer momento en que te adentras entre estos muros, se percibe la sensación de que algo maligno habita allí y el autor se encargará de recordártelo a través de sus numerosos capítulos diseñados para que no baje el interés a lo largo de la novela.
A partir de esos momentos lo mejor que puedes hacer es dejarte llevar y disfrutar de una historia que da lo que promete. Animales que perciben situaciones amenazadoras, extraños personajes con intenciones desconocidas, videntes, apariciones en medio de la noche, lamparones de agua que aparecen sin explicación, ataques inesperados de entes malignos...y toda una acumulación de circunstancias aterradoras que pueden generar más de una pesadilla al lector más susceptible.
En definitiva, Herbert nos trae una de esas novelas adictivas y terroríficas que nos recuerda el por qué lo consideran la alternativa británica al terror del omnipresente Stephen King. Toda una historia compacta, llena de misterio y horror, que consigue que pases un mal rato descubriendo el oscuro pasado que se esconde entre esos muros de Crickley Hall.

Si no te gusta leer sobre fantasmas, no leas sobre fantasmas.

Entre los muros de Crickley Hall se ha ganado un buen número de puntos para llegar a ser uno de mis libros favoritos.

Nos encontramos en una mansión lúgubre, con una familia que desea evadirse de la triste realidad que les ha tocado vivir: la desaparición de su hijo pequeño.

Es cierto que miedo, miedo, no da. Pero es capaz de hacerte encontrar muchas otras sensaciones. El ambiente que crea el autor es muy bueno, consigue generar intriga a medida que avanza la historia y dentro de la trama acontecen muchísimas cosas que pueden llegar incluso a angustiar y que acabes odiando a algunos personajes por sus actos.

Es un libro para leer con calma, disfrutar imaginando esa mansión antigua y todo lo que sucede dentro. Para mi gusto, está muy bien estructurado, los capítulos no son muy largos y eso engancha a seguir leyendo.
La última parte del libro la dedica revelar todo un desenlace bastante inesperado.

Un buen libro, me ha hecho sentir varias cosas: odio, pena, repulsión,... Y aunque "miedo" no es lo que he sentido leyendo este libro, si me encontrase en la situación de los personajes, sin duda, lo sentiría.

Cuándo pienso en terror, en que algo me ponga la piel de gallina, lo primero que me viene a la cabeza son espíritus. Por eso me lanzo de cabeza a por el primer libro que vea que tenga este tema como base. Disfruté mucho de su lectura, incluso de los capítulos más densos, y tal vez, que la historia gire entorno a niños hace que aún me diera más escalofríos. Me gustó.