Corazón mío, que soportas tanto, ¡no guardes rencor a la pérfida! Sufre, sufre y perdona a la preciosa necia. |
Corazón mío, que soportas tanto, ¡no guardes rencor a la pérfida! Sufre, sufre y perdona a la preciosa necia. |
¡Necio es el mundo, además de ciego y su absurdo aumenta cada día! Dicen de ti que tienes muy mal genio, de ti lo dicen, bella niña mía. ¡Necio es el mundo, además de ciego, y a conocerte nunca llegará! No sabe cuán gozosos son tus besos ni cuán embriagadores arderán. |
Ardoroso resplandece, callado, el cielo contempla y fragante se estremece llorando de amores pena. |
Inmóviles en el cielo permanecen las estrellas, mirándose milenarias, sufriendo de amor las penas. |
Hace poco, tu rostro, tan querido y tierno, en sueños se me apareció: hermoso, angelical y compasivo, mas palente, palente de dolor. Rojos sólo los labios, con un beso pronto la muerte los apagará y los devotos ojos que del cielo toman su resplandor se extinguirán. |
Cuando tus ojos contemplo, huyen penas y dolor; mas cuando tus labios beso, hallo plena curación. Cuando en tu pecho descanso, siento un placer celestial; mas cuando dices: "¡Te amor!", amargo he de llorar. |
Brotan de todas mis lágrimas muchas espléndidas flores y mis suspiros se vuelven coro de ruiseñores. Si me amas, pequeña mía, tuyas las flores serán y a través de tu ventana ruiseñores oirás. |
Llegado, ha poco, de lejanas tierras, he ido a la morada de mi amor y he pasado la noche ante su puerta. |
Siempre seguí al amor en mis andanzas, En vano fue: jamás logré encontrarlo y regresé, dolido y triste, a casa. Mas, de pronto, acudiste tú a mi lado y vi resplandecer en tu mirada el dulce amor que tanto había anhelado. |
Abandoné el hogar, enloquecido: quería recorrer el mundo entero para encontrar amantes sentimientos y efusivo, abrazar al amor mismo. Busqué el amor por todos los caminos, de puerta en puerta supliqué afecto: al mendigo, entre risas, acogieron sólo para entregarle un odio frío. |
Marinero en tierra