Titayna (1897-1966)

He leído esta biografía para conocer al personaje y al mundo de una gran aventurera, originaria del Rosselló, parece que se inspiró en las leyendas catalanas para su sobrenombre, se hacía llamar Titaÿna, su nombre, Elisabeth Sauvy, una parisina del siglo XX independiente, decidida, rebelde y viajera infatigable, con una potente necesidad de respirar otros aires y refrescarse.

Ella fue periodista, cronista, novelista, fotógrafa, directora de periódicos y revistas, realizadora de películas, aviadora… y pionera desafiante en muchos aspectos, también.

Todo lo nuevo le atraía, siempre estaba dispuesta a vivir grandes experiencias, a ampliar horizontes sin descanso y siempre se arriesga, se acelera, apuesta por sus impulsos, se adelanta. Pero de todo acababa cansándose. Y a otra cosa nueva de inmediato.

Parece, que el signo de aquellos tiempos era vivir así, sin reparos, exponerse y vivir peligrosamente. Es la gran vida de la aventura.
Viaja por todo el mundo, visitó los cinco continentes, navegó por todos los mares, lo hizo en todo tipo de transportes posibles. Desde un mercante, también el dirigible, el biplano, el transiberiano. Es habitual de los transatlánticos y no cesa.

Pero lo más importante fue que de cada uno de los países, nos trajo y nos llenó de relatos, impactantes fotografías y además películas.
Y con todo ello supo dejarnos su gran contribución al mundo innovador del reportaje, y al periodismo como espectáculo.

Por sus características, también podemos decir, que de alguna forma muy personal, eso sí, contribuyó a un mayor reconocimiento de los derechos de la mujer.

Conoce a Jean Cocteau que comparten el gusto a la velocidad, a los cambios de dirección y viajan juntos.
Tiene un círculo de amigos escritores importantes, desde Cocteau, Paul Morand, Colette, Saint-Exupéy… también fue fotografiada por Man Ray.

Vas leyendo y acabas agotada porque ella no da respiro, te traslada su inquietud, viaja constantemente, sin pausas, escribe a la vez, y hace entrevistas, se rodea de gente importante, también tiene facilidad para ello, y la utiliza.

Consigue entrevistar a Mustafá Kemal, a Primo de Rivera, a Mussolini, a Hitler, a Romanetti, el jefe de los maquis de Córcega, a terroristas , militares y dirigentes, y sigue viajando.

Bajo la ocupación en la Segunda Guerra Mundial tomó partido por la colaboración con la Francia ocupada de Vichy, escribiendo además artículos antisemitas.
Después de la guerra fue desposeída de sus bienes y encarcelada. Una vez, liberada decidió voluntariamente retirarse a San Francisco donde esperó su final.

La dualidad, en muchas ocasiones, es consustancial al ser humano, en este caso, Titaÿna parece confirmarlo.
Su existencia, su modo de vida parece estar compuesta de dos caracteres distintos en una misma persona, su forma de vivir es exterior, amplia y plural y sin embargo, como ocurrió con muchas otras personalidades de importancia intelectual, se acercó a los postulados de la propaganda fascista, y no solo eso, sino que los alentó e incluso los defendió en un primer momento.

Pasado el tiempo la realidad se impuso y pareció que empezó a tomar distancia del hecho político del fascismo. Su significación en la ideología fascista la llevó a la cárcel y al exilio.

Con respecto a la escritura y la forma de narrar deja mucho que desear, quería conocer a Titaÿna y así ha sido, pero la prosa del libro es densa, con detalles innecesarios, sobran muchos y su lectura ni es ágil, ni estimula. Dicho queda.

Quiero acabar con una información que no conocía, parece que Remi-Hergé, el creador de Tintín se inspiró en los artículos de Titaÿna sobre Rusia, para crear sus historietas sobre Tintín en el país de los soviéticos, que, al igual que Titaÿna, Tintín conduce coches, aviones y siempre acaba donde no lo llaman. Dato curioso.