Rendida a la tentación

Me ha gustado mucho este libro y debo reconocer que lo empecé con miedo porque era el personaje de la trilogía al que más ganas tenía. Ya se sabe que las expectativas son peligrosas, pero por suerte, no me ha decepcionado.

Por fin tenemos la historia de Rafe, el pequeño de los hermanos. Ha creado su propio imperio, se siente apartado de su familia, tiene demonios interiores a los que aun no puede enfrentarse... y entonces aparece Evelyn, una mujer increíblemente ingenua, que ha vivido en una jaula de oro casi sin darse cuenta y a la que tiene que salvar de un destino que la habría hundido. Y así empieza todo, dos personas que en circunstancias normales no se habrían unido, que no tienen mucho que ver la una con la otra, pero que la autora consigue, a lo largo de la historia, hacernos ver lo necesarias que son la una para la otra.

Tengo que reconocer que mi debilidad es Rafe. Eve es muy buena persona y tiene un despertar muy brusco en el peor momento posible, pero Rafe es especial para mi. Me lo imagino todos esos años solito, sobreviviendo lo mejor que podía para acabar sintiendo que no era suficiente, que no era buena persona y que no merecía que le quisieran y me rompe el corazón. Es precisamente la razón por la que el libro no tiene cinco estrellas para mi. La relación amorosa me gusta mucho, se van enamorando poco a poco, las cosas avanzan al ritmo que necesitan y me encantan juntos, pero la relación fraternal que es la parte que Rafe necesita arreglar falla. O más que fallar, es que me falta. Hubiera querido que la autora le diera más espacio a esta trama y que el final no fuera tan brusco y repentino.

Quitando ese detalle, he disfrutado mucho de la lectura y como dije al principio tenía expectativas que me preocupaban porque además, venía del segundo libro que me gustó poquísimo. Pero al final, de tres libros me han gustado dos, así que no ha salido tan mal la experiencia.