La letra escarlata

Lo advierto desde ya: este no es un libro sobre el amor. Es un libro sobre el pecado y sus consecuencias corrosivas en las almas de los que sucumben a las tentaciones, visto desde un ángulo exageradamente puritano pero que concuerda con la época a la que el narrador nos lleva. Lo curioso es que Hawthorne no aportó al relato la parte que todos los lectores (me incluyo) deben haber esperado durante toda la novela. Nunca se van a enterar cómo se dieron las cosas porque, evidentemente, lo importante está en los hechos posteriores.

Esta es la historia de Hester, una mujer que cometió adulterio (no es spoiler, tranquilos) y sale de la cárcel con una niña en brazos, Pearl. Muy elocuente. La letra escarlata es un retazo de tela que debe llevar de por vida como un recordatorio de la culpa, la principal causa de la reclusión social y casi, casi la protagonista del relato. Hay muchas referencias a esta letra durante toda la novela, pero las más interesantes son las que recaen en Pearl. Y lo interesante, a veces, es lo polémico o, al menos, lo que genera polémica en mí. No me gustó la manera en que Hawthorne construyó a este pequeño personaje. Yo no estoy diciendo que todos los niños son unos santitos, pero esa carga de determinismo biológico (que, paradójicamente, rozaba lo sobrenatural) por ser una hija concebida fuera del matrimonio, me pareció absurdo. Y me dio pena que cada aparición de la niña estuviera enmarcada por palabras como “maliciosa”, “odio”, “gritos”, etc. Increíblemente, Hester me cayó bien. Es un personaje femenino con defectos, virtudes y mucha fuerza.

La introducción de la novela es insoportable y bastante soporífera. Supuestamente, Hawthorne la había escrito para un volumen de cuentos que iba a incluir La letra escarlata e introduce una serie de personajes que, al final, no tenían nada que ver. Si aparece en sus ediciones, no la salteen, porque en el último tramo sí hay una conexión con la novela.

Esa introducción, las molestias que me causaron las descripciones de Pearl y la ausencia de profundidad en temas que no fueran sólo el pecado, la redención y la culpa (en un punto, todo se vuelve repetitivo), todo esto condimentado por un estilo lento y simbólico, son las culpables de la falta de 2 estrellas más en la calificación.