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Prácticamente solo existen dos escenarios en esta novela, las escenas que transcurren en la mansión de la protagonista y las que se suceden en la residencia del Capitán. Aún así la autora, Esther Hatch, logra mantenernos pegados a sus páginas hasta el final. Lady Patience es un personaje con una mentalidad/personalidad casi infantil resultado de la vida sobreprotegida que ha llevado siempre; mientras que el señor Woodsworth es todo lo contrario. La tragedia que sacudió su familia lo obligó a madurar y tomar más responsabilidades sobre su persona de las que otro en su lugar hubiera aceptado. Es de carácter serio y ante todo, horrado. Este cóctel a priori desastroso, me gustó bastante. No es habitual encontrar galanes de época que no sean vividores o casanovas. Siempre existe algún tipo de problema o dilema moral que los protagonistas de toda historia deben enfrentar, se trate de una novela romántica o no. Porque sin él, el libro se vuelve plano y predecible. Aburrido. En este libro, el dilema que enfrentan los protagonistas es la diferencia de estatus entre sus familias de nacimiento. Y para averiguar la forma que tuvieron de resolverlo, deberéis leerlo. ^_* En conclusión, es una buena novela, pero para mi gusto personal, noté en falta alguna escena más de humor por parte de la escritora. También hubiese estado bien que hubiese aprovechado mejor el trasfondo criada-señor describiendo una mayor interación de Lady Patience con los demás criados y del día a día que un trabajo así requiere, sin quedarse en lo superficial. Ahora bien, también reconozco el esfuerzo de Esther Hatch por no ser vulgar con las interacciones entre los protagonistas, no hay expresiones o frases sucias, ni existe esa sensación de “propiedad” que ejercen muchos hombres en sus interactuaciones con las mujeres. El idilio de los protagonistas es casi casto, como cabe esperar de la época, y aunque solo fuera por ello y lo original del argumento, deberíais leerlo. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |
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