Adoraba los libros más que nada, sus pastas, el ruido del papel al hojearlos, el olor del taller. Y desde que sabía leer, es decir, desde que tenía uso de razón, metía la nariz en cualquier libro que pasara por sus manos
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Adoraba los libros más que nada, sus pastas, el ruido del papel al hojearlos, el olor del taller. Y desde que sabía leer, es decir, desde que tenía uso de razón, metía la nariz en cualquier libro que pasara por sus manos
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Había nevado toda la noche. Copos gruesos e incesantes. Aún estaba oscuro cuando sonó el despertador de Marie, pero era una oscuridad distinta a la habitual, en cierta forma más suave y templada. No se oía ruido alguno. Hacía un frío húmedo en su pequeño cuarto, y Marie decidió permanecer acostada cinco minutos más bajo el cálido edredón.
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Amoríos, suena bien, ¿verdad? Pero no es para mí. Prefiero los folletines del vendedor ambulante, esos que van de amor y dolor y otras hierbas.
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¿Porque saben que en la Luna se puede extraer helio-3?