Los imaginarios

¡Vaya mes de lecturas bonitas que llevo!

Después de leer Momo pensé que me iba a costar mucho encontrar una lectura así, pero uno de mis regalos de cumpleaños me ha regalado una historia igual de bonita.

"Rudger es el mejor amigo de Amanda. Rudger no existe, pero nadie es perfecto."

Amanda es una niña con una imaginación desbordante. Un día se encontrará con un niño dentro de su armario al que solo ella puede ver. Desde ese momento se volverán inseparables y vivirán las más grandes aventuras que solo la creativa mente de la niña puede imaginar. Pero un día, Amanda sufre un accidente y todo cambiará. Rudger se encontrará solo y sin saber qué hacer. En su empeño por llegar hasta Amanda vivirá una experiencia en la que conocerá a otros amigos imaginarios pero también conocerá los peligros que les acechan. Porque... ¿puede un amigo imaginario sobrevivir sin alguien que le imagine?

Hace tiempo que este libro llamó mi atención. No solo por la portada, que es chulísima, si no porque lo describían como una mezcla de Roald Dahl, Neil Gaiman y Tim Burton. Sin embargo, no podía imaginar la maravillosa historia que me iba a encontrar.

A. F. Harrold nos presenta una narración sencilla, capaz de llegar fácilmente a los niñ@s pero que atrapa a los adultos. Es una historia original y llena de ternura pero en la que también tiene cabida la acción.

Los personajes son geniales. Enseguida empatizas con ellos, sobretodo con Rudger, e incluso con la madre de Amanda, que nos recuerda algo que yo tengo muy presente: no hay que olvidar que una vez fuimos niñ@s.

Pero no solo es una historia tierna y fantástica, también guarda sus moralejas y trata temas como el miedo a hacerse mayor o la pérdida de seres queridos.

Las ilustraciones de Emily Gravett acompañan a la historia a la perfección y hacen que esta edición, ya bonita de por sí, sea mágica. Una vez más @blackiebooks ha hecho un trabajo inmejorable. Con estas ediciones tan cuidadas me tienen robado el corazón 🖤.

《La imaginación es escurridiza, eso Rudger lo sabía muy bien. La memoria no puede retenerla, bastante le cuesta ya retener lo real, recordar a las personas reales que se pierden.》