Tigerman

#MasaCrítica #ArmaeniaEditorial
Nick Harkaway nos traslada a Mancreu, un entorno que a priori podría parecer un paraíso post colonial, con reminiscencias francesas e inglesas, pero que en realidad es mucho más, es el centro de una compleja red de crimen, de una variopinta mezcla de países que buscan simplemente enriquecerse amparados en los vacíos legales imperantes en la isla. Encontramos una fuerte crítica medioambiental sobre el daño que el hombre le hace a la naturaleza con el fin de lucrarse a toda costa y a pesar del coste. Así nos adentramos en un mundo con paisajes en los que se observan mutaciones en la flora y un peligro inminente de que esas mutaciones puedan expandirse con una posible explosión en la isla. Y en el centro de todo esto está Lester Ferris, un militar inglés, que en principio nos puede parecer anodino, pero que sin embargo, a medida que vamos conociendo sus relaciones con otros personajes, nos muestra su carácter resolutivo, paciente, inseguro y con un profundo anhelo de convertirse en padre de un niño al que conoce y despierta en él instintos de protección.
Es por este niño por quien Lester pasará a convertirse en Tigerman y a partir de ese momento se desata la acción trepidante que desemboca en un final sorprendente. Tengo que decir que es un libro denso, no tanto por su cantidad de páginas, sino por la cantidad de información que nos aporta el autor, por lo que en algunos momentos puede parecer que no termine de arrancar esa acción que promete, pero que si le dedicamos el debido tiempo a su lectura, descubrimos mucho más que escenas vertiginosas, descubrimos una crítica feroz a una serie de gobiernos que prefieren mirar a otra parte, aunque la población sufra, siempre que pueda seguir lucrándose.

Primero de todo, quiero agradecer a Armaenia Editorial el envío del ejemplar, pues es una colaboración que he podido hacer gracias a que me tocó el libro en la Masa Crítica de Babelio.

Por otra parte, debo decir que no conocía a Nick Harkaway; es el primer libro que leo de él y debo decir que no me ha emocionado demasiado.

Voy a empezar por partes...

El libro empieza con una escena un poco escabrosa, pero muy chula. Está narrada de forma que te lo imaginas todo a la perfección y parece una película. El libro tiene unas cuantas escenas turbulentas, llenas de violencia gráfica y acción, pero para mí han sido pocas.

Y es que el libro se me ha hecho bastante bola, me ha costado mucho.

Lo empecé durante un bloqueo lector bastante duro, avancé unas 90 páginas y ya notaba que era bastante aburrido, así que lo dejé aparcado hasta que se me pasó este bloqueo. Mi propósito era intentar ver el libro desde otro punto de vista para apreciarlo mejor, pero debo decir que mi perspectiva no mejoró...

La historia narra las aventuras de Lester, un sargento a punto de retirarse que es destinado a la isla de Mancreu. Allí hace algunos amigos, entre ellos un pequeño niño cuyo origen, familia y cualquier rastro de allegados son un misterio para el sargento durante casi todo el libro. Conoce también a la Bruja, o mejor dicho, la doctora local, un barman, Shola, que trabaja en Shola's, entre más gente.

El principio es bastante aburrido, pero se ve cómo el niño es un aficionado de los cómics y tiene una forma de hablar muy propia de la televisión americana. Hay muchas referencias a personajes de la ficción que me gustaron mucho.

Entre toda esta introducción, surgen algunos asesinatos y ataques violentos que hacen que Lester tenga que ponerse manos a la obra a investigar lo sucedido y proteger a los locales, entre lo que irá descubriendo que la isla está llena de traficantes y mafiosos. El niño le pide ser su ayudante, y es de hecho él quien lo apoda "Tigerman" (de ahí el título), y lo convierte en el superhéroe de la isla.

Lester no hace mucho caso al principio, pero un día recibe la noticia de que bajo la isla se está acumulando una nube tóxica de grandes dimensiones, producto de muchos ataques medioambientales, que acabará definitivamente con el territorio, y es el encargado de gestionarlo. Es ahí cuando decide convertirse en ese superhéroe que necesitan y, sobre todo, ayudar a ese niño con el que empieza a tejer ciertos lazos amistosos y paternales que irán cobrando más fuerza a medida que la tragedia está cada vez más cerca.

La narrativa del autor me ha gustado, escribe muy bien y me gustaría encontrar más libros suyos. Sin embargo, en este libro he tenido un problema y es el exceso de información, el exceso de descripciones... Ya cuando llevaba 30 páginas aproximadamente dejaba el libro a un lado para tomar un descanso y luego seguir, pues me costaba mucho concentrarme. Y luego volvía a coger el libro, pero diez páginas más tarde me sorprendía a mí misma mirando al techo.

Sinceramente, no he podido disfrutar del libro por esto. Se me ha hecho lento, pesado y muy aburrido. Yo soy mucho de libros rápidos, que ya te atrapen en la introducción, ya que si no lo consiguen, me cuesta seguir leyendo.

Así que, en conclusión, es un libro que yo no recomendaría, pero si ya conocéis al autor de sus otras novelas, os invito a que leáis su nuevo libro para comparar. Yo buscaré otras obras suyas, pues, como ya he dicho, me ha gustado su forma de expresarse, pero en este libro creo que no ha sacado su mayor partido.
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Un libro raro, del que no se muy bien qué decir.

Empieza de forma muy lenta, casi aburrida, en lo que lo único sobresaliente es la primera escena de surrealista que es. A medida que avanza el libro, la historia se vuelve más interesante, te envuelve sobre todo la parte referente a la paternidad, pero para ello tienes que tener paciencia. Y es que no es una lectura al uso; mejor dicho, no es una historia al uso. Un libro que al acabarlo te das cuenta de que te ha calado más de lo que esperabas.

Es una historia de finales anunciados, que no por ser conocidos dan menos miedo; de amistades improbables, que no imposibles; de paternidades no por sangre sino por afinidad; de antihéroes que quieren ser héroes; de supervivencia.

El protagonista es un sargento en horas bajas, el único representante del gobierno británico en la antigua colonia de la "pérfida Albión". Como representante de la corona, hace los papeles de cónsul honorario, sin voz ni voto, que poco puede hacer más que pasearse, tomar el té y saludar a los lugareños. Para "entretenerse" se ha autoerigido en una especia de agente de policía. Y es en este panorama donde nuestro protagonista debe hacer frente al caso más complicado que pudo haber imaginado, con ramificaciones políticas, sociales y personales.