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Novelas como Jude el Oscuro o Tess de los d'Uberville catalputaron al cielo de mis preferencias literarias a Thomas Hardy, son libros emocionalmente intensos, con una dosis de drama y bajeza humana importante y literariamente inmensos. Desde allí leer al primer Hardy en esta novela ha resultado ligero. El Hardy “grande” está por llegar. Pero no es crítica, sólo un apunte. Esta es una novela delicada, muy poética, que se deleita en la naturaleza y con una mirada a la vida rural amistosa y optimista. La historia de amor de los protagonistas, que es el eje de la trama tras el primer tercio , no es para mí el valor fundamental del libro, aunque he de decir que se aventura desgracia Hardiana después del fin si vemos que hay detrás de cada uno -liviandad y egoísmo en ella, rectitud y necesidad de control en él-, Hardy es Hardy. Lo fabuloso es el retrato de fraternidad masculina forjada en el coro de la parroquia: liderazgo, sinceridad, camaradería, paternalismo, hospitalidad…esto es lo mejor del libro, el buhonero y su comparsa (el zapatero, el anciano, “el de las pocas luces”,…). Me encantaron sus charlas, como toman decisiones, sus divagaciones para salvar el coro, su presentación al párroco. Es como un mini Cranford de hombres. ¿Recomiendo el libro? Sí ¿Es el Hardy oscuro? No. Es un Hardy de bosque, galletas y flauta travesera. Un Hardy para Navidad sin duda. |
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