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Recuerdo que a la primera persona que le escuché referirse a nuestra especie simplemente como sapiens fue al profesor Gabriel Bedoya. En un primer momento no entendía muy bien el motivo de esto, pues si bien claramente es el epíteto de la especie, me parecía que era una simple trivialidad. Con el tiempo y luego de leer el ensayo original de donde deriva esta adaptación gráfica, vi la luz sobre el asunto del porqué el profe era del combo que se autodenominaba y quedé con más curiosidad sobre el tema, pues siempre me pareció extraña esta coincidencia. Nunca logré tener una conversación con él sobre el tema, así que nunca logré saber de dónde provenía esta convicción pues creo que venía de un tiempo previo a la publicación de de animales a dioses —2011 en el original en hebrero y 2014 en inglés y español—. Ante la imposibilidad de que dicha conversación suceda, solo me resta unirme a la horda que reconoce que es más correcto referirse a la especie simplemente como sapiens, pues que seamos los únicos representantes vivos del género no significa que seamos los únicos humanos que han pisado la Tierra. Lo primero que vale la pena anotar sobre la obra es que es el resultado de un trabajo enorme pues se trata de la adaptación gráfica de un ensayo. Sí, así como lo acaban de leer: es la adaptación gráfica de un ensayo. Esto es un reto enorme a mi parecer, pues a diferencia de la novela en la que se cuenta con unos personajes, un escenario y una trama; en un ensayo estos elementos son muy pasajeros y muy poco relevantes en comparación al hilo conductor y los argumentos que presenta el libro. Ante esta dificultad, la solución propuesta me parece genial: introducir a Yuval como el narrador principal de la historia, presentar otros personajes —tanto reales como ficticios— que ayudan en la narración de la historia y hacer un viaje en el tiempo y el espacio con el fin de alimentar la narración. Un trabajo increíble, que le aporta mucho al contenido del libro y que me enganchó desde la primera hasta la última página del libro. De forma general, Sapiens: Una Historia Gráfica cubre la primera parte de su “hermano mayor” de animales a dioses y aborda todo lo referente a la revolución cognitiva que tuvo lugar hace 70000 años y que fue el primer paso que dio Homo sapiens en su camino a convertirse en la especie dominante del planeta. El libro tiene la esencia del ensayo, pero no es una copia de este. Esto es importante señalarlo pues bajo estas condiciones no me siento en la capacidad de responder a la pregunta de “¿cuál debería leer primero?”, simplemente diré que el formato al cual esté más familiarizado cada uno debería ser el seleccionado para conocer las ideas que presenta Harari. Acá tienen cabida temas como el origen de la especie y sus adaptaciones evolutivas, los otros humanos y qué pudo pasar con ellos, la comunicación, el chismorreo y las realidades imaginadas; la revolución cognitiva, la vida de los antepasados previa a la revolución agrícola y el papel que desempeñó sapiens en la extinción de la megafauna de Australia, Sudamérica y Madagascar. Todo esto da pie para hablar de otro puñado de temas que ayudan a soportar las hipótesis que el texto expone de forma tal que, si bien en un primer momento la posición que toma el autor puede resultar incómoda, pronto y ante los argumentos que expone, es inevitable aceptarlos. Es quizás por este motivo que el libro ha resultado incómodo a un puñado de personas que, lastimosamente, no logran ver más allá de sus narices sin importar lo evidente del asunto. Pese a estos eppur si muove. Es un libro que me sacó un par de veces las carcajadas porque el equipo ha gastado el tiempo suficiente para dejar algún chiste en lugares impredecibles. Me encantó ver un par de referencias a la literatura, la pintura y la cultura popular dentro del libro. Estas cosas hacen que el libro se sienta cercano, pues aterrizan los conceptos que se plantean y buscan generar simpatía con el lector ya que sin importar su edad o su formación las referencias son icónicas y fáciles de entender. Es importante que reconozcamos el papel que tiene el hombre prehistórico en nuestro presente pues es la única forma de entender el motivo de nuestros actos, las responsabilidades y deudas que tenemos con nuestro planeta y la forma en la que debemos actuar para saldarlas. Claramente todo esto debe ser visto a la luz de la evolución, como un hecho científico más que comprobado y bajo el cual la especie ha estado sometida desde sus albores. Cuando leí de animales a dioses hace un par de años todavía no tenía la dicha de haber explorado con mayor detalle de la obra de Sagan y hubo un par de cosas del texto que me parecieron ideas muy revolucionarias en su momento. Ahora, frente a la adaptación gráfica y habiendo metido un poco más las narices en la obra de Sagan me doy cuenta de que algunas de estas ideas que calaron en mí hondamente no son tan novedosas y que llevan suficientes años circulando entre la comunidad científica mundial, Esto es triste reconocerlo, porque —para mí— denota el oscurantismo en el que aún vivimos y al que nos vemos sometidos en la vida cotidiana con el fin de perpetuar un puñado de ideas revejidas y rebatidas, pero que siguen permeando el imaginario colectivo por el simple hecho de la existencia de cierto temor por aceptar nuestro verdadero lugar en el planeta lejos del pedestal en el que nosotros mismos nos colocamos en algún momento gracias a una realidad imaginada que creamos. Sin duda, a Harari hay que leerlo en cualquiera de sus presentaciones, porque siempre deleita, siempre instruye, siempre te saca de la zona de confort y dice las verdades sin tapujos, como deben ser. |
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