Todos los días son buenos

En “Todos los días son buenos” encontramos a Conejo y Erizo, dos personajes entrañables, a través de cuatro cuentos que tienen cierta continuidad. En el primero de ellos, “Púas y pompones”, Conejo y Erizo se conocen y aprenden que trabajando juntos todo resulta mejor y más bonito. En “Lo que quieras decirme”, gracias a unas nueces y el hilo que teje una araña, estos dos amigos se las ingenian para poder comunicarse cuando no están juntos. En “Un buen día”, aprenden que incluso los días en los que todo parece ir en contra, tienen una parte positiva. Siempre hay algo que pueda sacarte una sonrisa. El último, “La semilla de diente de león”, echa raíces como la amistad de estos dos personajes.

En estos cuentos encontramos amistad, compañerismo, empatía, cooperación, respeto. Valores muy importantes que se transmiten a través de unas ilustraciones sencillas y bellas, en blanco y negro. El color se utiliza solo en algunos detalles y siempre con una intención. El texto que las acompaña es claro, y utiliza recursos como las repeticiones y los símbolos que lo hacen más cercano al público al que va dirigido.

Una belleza de libro, ilustrado con delicadeza, repleto de enseñanzas y con unos personajes que los más pequeños recordarán con cariño.

Erizo y Conejo se conocen un día cerca del río Tan Tan y se ponen a discutir que es mejor, si las púas de Erizo y los pompones de pelo de Conejo, pero, como finalmente no llegan a ningún acuerdo, deciden ir al mercado a poner un puesto y ver quién triunfa más.
Es a partir de ese momento, dónde sin quererlo, se dan cuenta de que se necesitan el uno al otro y, sorprendente, empieza su maravillosa amistad.

Tanto uno como otro se apoyaran en todo momento, pero Conejo siempre cuida mucho más de Erizo, siendo un amigo maravilloso, tanto como un hermano mayor.

Con este libro ilustrado se trabajan valores como la amistad y la empatía, el amor por la naturaleza y el apoyo a amistades.

Según pasan las páginas, veremos cómo se pasa de la competición a la unión, como evoluciona una amistad y se crea empatía, como a veces solo es necesario dejarse llevar y confiar en uno mismo.

Las ilustraciones, que son en blanco y negro, nos ayudan a hacer esta historia mucho más interactiva y además, creo que se puede captar muy bien el mensaje que el autor quiere dar con ellas.

Me gusta mucho la idea de que algo malo, acabe llevando a nuestros protagonistas a ser grandes amigos, y además, teniendo un conejito de mascota, me ha gustado todavía más.

Este libro tiene 45 páginas que se dividen en cuatro capítulos:

Púas y pompones
Lo que quieras decirme
Un buen día
La semilla de diente de león

En «Púas y pompones» se conocen Erizo y Conejo, aunque en un principio intentaban competir a ver si eran más valiosas las púas o los pelos (pompones) del conejo...llegaron a la conclusión de que uniendo ambas podían crear cosas maravillosas y muy útiles para sus vecinos.

En los siguientes capítulos, veremos las aventuras de estos dos amigos con una araña y un teléfono, un oso y un sueño y un chapuzón no deseado y las flores. Los autores parten de algo negativo (competición insana por ejemplo) y le dan la vuelta hasta ver el positivo.

Con ilustraciones sencillas y en blanco y negro, tratan de transmitir a los más pequeños cuatro mensajes muy importantes. La cosa es que sin ayuda de un adulto, será un poco complicado hallar ese mensaje oculto, casi espiritual.
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Edad recomendada a partir de 7 años

Cuatro capítulos con títulos tan atrayentes como el que abre el libro, Púas y pompones, o el que lo cierra, La semilla de diente de león, cuentan la historia de amistad entre Conejo y Erizo, dos animalitos que viven en el Bosque Cuenco, "llamado así porque se encuentra a los pies de dos colinas y tiene una curiosa forma abombada". Una amistad que bien podría haberse malogrado si alguno de los dos tiene más éxito que el otro en su venta de pelos y púas... Habéis oído bien. Todo comienza cuando Erizo pone en duda que el pelo que se le cae a Conejo pueda servir para algo, a fin de cuentas sus púas cuando se caen sirven para... ¿para qué exactamente? No se lo dice, pero en cambio le reta a ver quién de los dos vende más si ponen un mercadillo con sus púas y sus pelos.

- ¡Púas! ¡Púas! ¡Llévese estas maravillosas púas! ¡Pinchan muy bien!

- ¡Pelo! ¡Pelo de conejo! ¿Alguien quiere tocarlo? ¡Es agradable y esponjoso!

Pero de pronto, se levanta un viento huracanado y las bolas de pelo de Conejo comienzan a volar por los aires mientras este duerme con los ojos abiertos, como todo conejo que se precie, lo que provoca en Erizo tal desconcierto que sale corriendo detrás de cada una de ellas ante la pasividad de su amigo. Y para que no se vuelvan a volar se le ocurre una idea genial: utiliza sus púas a modo de palillo para ensartarlas y depositarlas en cáscaras de nueces que ha ido encontrando por el camino. ¿Tendrá éxito este invento? ¿Venderán ahora más?

Un hilo de araña, dos púas en forma de X y una planta medicinal entran a formar parte de la vida de estos dos amigos que en los restantes capítulos construirán un teléfono muy singular y Erizo aprenderá lo importante que es tener un buen amigo, pero sobre todo sentido del humor para no tomarse tan en serio los pequeños percances de cada día...
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