84, Charing Cross Road

Es una obra breve pero encantadora y conmovedora, que destaca la importancia de la amistad, la pasión por la lectura y la conexión humana a través de la escritura. La novela resalta la simplicidad y la belleza de las relaciones que se forman a través de la correspondencia, (es bonito recordar los momentos de las cartas) así como la capacidad de los libros para unir a personas de diferentes partes del mundo.

A lo largo de la lectura le coges cariño a todos los personajes ya que son entrañables y se logra transmitir el amor por la literatura y el cuidado en las relaciones personales.

Si me preguntasen una definición de libro feel good, yo contestaría que son aquellos libros para quedarse a vivir en ellos. Lugares, épocas o personas con las que sabrías perfectamente que te sentirías feliz de compartir ese espacio. 84, Charing Cross Road responde a la perfección a este tipo de historias. En esta novela epistolar que apenas supera las 100 páginas, Helene Hanff publica un trozo de su vida: su correspondencia con el personal de una librería londinense, Max & Co.

Un libro entrañable, tierno, sobrio. Un libro escrito y destinado para todos los amantes de los libros. Un libro que nos descubre una amistad que nace del amor que le profesan a los libros unos y otros. Esta novela epistolar es ideal para una tarde de lluvia, con tu café o infusión al lado, para disfrutar de la amable correspondencia de estos personajes. No quiero terminar sin destacar a la carismática Helene, una mujer amable pero tosca, espléndida pero cortante. Una mujer para recordar.

A pesar de que merece mucho la pena, no me ha maravillado porque siento que al final se hace repetitivo, algo que en una novela tan cortita no puede pasar.
En esencia me ha recordado mucho a la Sociedad literaria de la patata, pero creo que se queda muy por debajo del nivel de la otra. Seguramente sea debido a que una es ficción y la otra no, y entonces una se toma unas licencias que la otra no puede.

En definitiva, un libro amable para los amantes de los libros.

Tenía muchas ganas de leer este libro. Muchas personas lo catalogan de libro de culto, que no lo dudo, pero yo a este culto no me sumo. Es un libro cortito y al principio me resultaba encantadora esa historia de las cartas entre un librero londinense y una estadounidense,pero a medida que avanzan, resultan repetitivas. También me resulta pedante, al hablar de libros que estoy segura que el 80% de las personas que leen este libro no conocen. Puede que sea yo la inculta y no sepa de literatura inglesa, no lo dudo ya que no soy erudita en ese campo, pero me atrevería a decir que pocas personas lo son, así que a veces leía en diagonal cuando tanto título me abrumaba. Seguramente desconocía lo que iba a leer, seguramente las personas que lo han disfrutado, de lo cual me alegro, tienen mas conocimientos en este campo que yo y eso les ha hecho entender mejor el libro. El final es bonito y triste, eso sí lo entendí... puede que solo mi conocimiento llegue a cosas banales y por eso no lo he disfrutado. En resúmen: repetitivo, pedante y lacrimógeno. Eso si, queda muy bien en mi estantería. No lo recomiendo, no espereis cartas de dos conocidos que se cuentan su vida y conoces a través de sus cartas. Ni un libro bonito y encantador tipo La sociedad literaria del pastel de patata, porque no lo es. Lo bueno... que son solo 126 páginas que leí en una tarde

El libro es la compilación de la correspondencia que durante veinte años mantuvieron una señora tiquismiquis de EEUU e ingleses muy ingleses.
La señora tiquismiquis es la escritora Helene Hanff y los ingleses muy ingleses Frank Doel y otros empleados de una librería situada en la dirección que menciona el título.

Ellos empiezan coordinando pedidos, entregas, pagos y terminan forjando un vínculo.

El formato epistolar no es el más habitual y podría ser limitante, pero la elección de cartas permite ver, además de la idiosincrasia, el crecimiento de la relación.

Personalidades peculiares, sentido del humor, generosidad y empatía se desprenden de estas páginas (Además de amor a los libros, faltaba más).

Es de esas historias que provocan sonrisas y son un recordatorio de que postergar la concreción de nuestros deseos no suele ser una buena idea.

Se trata de una novela epistolar en la que acompañaremos a nuestra neoyorquina protagonista, la propia Helene, durante unos cuantos años mientras trata de conseguir libros "raros" de una librería del 84 de Charing Cross Road, en Londres.

Si por algo destaca este libro es por su maravillosa protagonista, con un genio tremendo y un sentido del humor que tampoco se queda atrás. A través de las cartas y durante esos años va conociendo a los diferentes empleados de dicha librería, que si bien no los conocemos demasiado, tienen bastante encanto.

Me han gustado mucho también varias reflexiones y comentarios que hace sobre la literatura en general y muchos otros me han parecido bastante curiosos.

Me ha gustado también que esta edición trae al final una especie de epílogo donde nos cuenta la vida de Helene después de los hechos del libro en sí.

En definitiva, una muy buena opción para pasar un rato más que agradable que se lee casi de una sentada.

Nota: 8/10

Vas a llorar. Asume cuando metas la nariz en esta aventura epistolar, que desborda amor por la literatura y la vida, que llorarás. No solo te emocionarás en muchos momentos. Llorarás con el corazón del revés y sentirás un muelle en la garganta que no permite que las lágrimas dejen de deslizarse peligrosamente por tus mejillas. Peligrosamente para el libros, si eres como yo, de esas que no son capaces de renunciar a ese abandono de los sentidos; al placer de la vista, el olfato, el tacto... El peso diferente de cada ejemplar, el olor a nuevo o las páginas que revelan aquellos lugares preferidos de su dueño anterior.
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Así imagino a Helene, una sibarita de las ediciones más variopintas de libros que he leído mil veces o ninguna, pero que me resultan fascinantes y ya deseo recorrer como si se tratasen de una suerte de exóticos folletos de viajes en el tiempo. Así también nos veo a María y a mí, cada vez que voy a @libreria_central, buscando un libro perdido, descatalogado, que quiero ilustrado o en edición conmemorativa. Y, entre título y título, vamos y volvemos a Nunca Jamás, pasamos por Oz y regresamos por Narnia. Yo le cuento de Hogwarts y arreglamos el mundo para que todo siga igual. Todo lo bueno.
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No encontramos la Lolita que quería, pero me sorprendió con esta edición tan bonita -aunque en tapa blanda-, de 84, Charing Cross Road (1970), de Helene Hanff, quien comienza a solicitar, en 1949, ejemplares "limpios", de segunda mano y a un precio razonable a esta librería londinense. Y continuará veinte años manteniendo esa peculiar relación con Frank Doel, su familia y demás empleados, a los que obsequiará con patas de jamón, huevos o medias de nylon, productos que escaseaban en la Inglaterra posterior a la Segunda Guerra Mundial, ganándose todo su aprecio.
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Estas cartas, que nos acercan fragmentos de biografías anónimas que padecieron momentos históricos de tanto peso, vienen a desarmar por completo, una vez más, la idea del libro, tan general, del autor triunfador o del artista, perdón, del Artista, con mayúscula. Hanff se esforzó durante toda su vida escribiendo algo que soñaba, no con ser un éxito internacional, tan solo con ser. Con permitirle subsistir con cierta holgura y ampliar, quizá, las estanterías de su colección. Y lo hizo. Aunque no fueran sus obras o sus guiones. Una placa con su nombre brilla en el 84 de Charing Cross y millones de lectores hemos apartado su libro, tratando de mantenerlo limpio, salvándolo de esa lágrima traicionera que siempre se rebela cuando llega el final.
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El por qué ha llegado a convertirse en un auténtico libro de culto una historia tan sencilla pero real, que habla de amistad, de amor a los libros y de pasión por la lectura, no es un misterio ya para casi nadie. Y con todo algunos insisten en encontrarla decepcionante.
Desde la ciudad de Nueva York de 1949 una mujer escribe una carta dirigida a una librería de ocasión para encargar dos libros que no logra encontrar en ninguna parte. Pero lo que comienza siendo un simple encargo, frío e impersonal, se irá convirtiendo carta a carta, durante veinte años, en una cálida relación de amistad entre Helen Hanff una apasionada, tenaz y mal pagada escritora y los empleados de la librería Marks & Co, ubicada en el número 84 de Charing Cross Road. En las cartas se recogen muchos aspectos de las vidas de sus protagonistas en aquellos años, al mismo tiempo que evocan con rutilante nitidez esa importancia crucial que algunos le damos a los libros, a las buenas ediciones y a sus encuadernaciones.
Es una correspondencia epistolar real y al mismo tiempo novelada, publicada por primera vez en 1970, con sus intervalos espaciales en los que faltan algunas cartas, y donde abundan los encargos de libros de biografías, ensayos y literatura. Libros en definitiva considerados como objetos preciosos, hermosos, pero sobretodo como entes vivos capaces de inocular sentimientos, curiosidad y espíritu crítico entre sus lectores.
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Antes de empezar con las prometidas lecturas de Noviembre no puedo dejar pasar una de mis novelas preferidas : 84, Charing Cross Road de Helene Hanff .
Esta pequeña novela epistolar basada en hechos reales, creada y protagonizada por la escritora americana Helene Hanff , nos abre las puertas al mundo de la relación de una escritora americana y un librero de Londres en los años de la posguerra.
La protagonista, debido a la escasez de libros de literatura descubre en una revista el anuncio de una librería de Londres, especializada en libros agotados. A partir de ahí establece una correspondencia con uno de los empleados que pasa desde la petición formal de algún ejemplar a una relación casi familiar, que mezcla su experiencia vital con su amor por la lectura, durante casi 20 años.
La librería estuvo en el numero 84 de Charing Cross Road hasta 1970.
Esta novela fue llevada al cine en el año 1987, interpretada por Anthony Hopking y Anne Bancroff, en los papeles principales.
Para mí es un 8/10, un relato corto , fácil de leer, que se adentra en la vida personal de los protagonistas de una manera poco invasiva pero a la vez dejando al lector descubrir y adorar la vida de ambos. Y su otra peculiaridad son la cantidad de autores nombrados en la novela que permite ahondar en obras literarias menos conocidas.
Esta novela se puede obtener tanto en formato papel como digital.

Me sorprendió gratamente este librito, y más aún cuando descubres la vida de la autora. Me ha hecho incrementar mi lista de libros pendientes y ha despertado en mi una gran admiración por Helene ya que ayuda a otros sin conocerlos, al saber que tienen tantas limitaciones y racionamientos, y sin estar ella muy holgada que se diga de dinero, ya que en su trayectoria no le fue tan bien económicamente. En fin me gustaron mucho sus cartas y esa relación a distancia que duro tantos años. Quiero ver la película protagonizada por Anthony Hopkins.

84, Charing Cross Road es la compilación de la correspondencia que la autora, Helene Hanff –una escritora de guiones de teatro y televisión- mantiene a lo largo de veinte años con Frank Doel, un empleado de la librería Marks & Co. sita en la calle londinense que da título a este libro.

Esta larguísima correspondencia nace de la pasión que siente Helen por los libros antiguos (especialmente ingleses), así que cuando vio el anuncio en prensa de que Marks & Co. vendía los libros que ella deseaba, y que tanto le costaba encontrar en Nueva York a buen precio y en perfectas condiciones, no pudo resistir la tentación de escribirles y realizar su primer pedido. al principio las cartas tienen un carácter formal y comercial pero, casi sin darse cuenta, esa relación comercial da paso a una amistad en la que los dos irán conociendo aspectos de la vida del otro: Helen conocerá a la familia de Frank y cómo viven el racionamiento de la postguerra y Frank las dificultades de ella para llegar a fin de mes.

Como veinte años dan para escribir muchas cartas, nos encontramos también con la correspondencia que mantiene Helen con algunos de sus amigos, así como con Nora, Sheila y Mary -la mujer y las hijas de Frank- y algunos de los compañeros y empleados de Marks & Co. que le agradecen los alimentos que les manda y que palían las carencias producidas por el racionamiento.

Al igual que surgió esta amistad, poco a poco, también surgen en Helen y sus amigos las ganas de conocerse físicamente, por eso la familia de Frank la invita a visitar Londres pero, cada vez que Helen reúne el dinero suficiente para realizar el viaje a esa Inglaterra literaria con la que tanto disfruta en sus libros, surge algo que se lo impide.

¿Logrará realizar algún día ese viaje tan ansiado y conocer a sus nuevos amigos ingleses? La respuesta está en este libro ameno y de muy fácil lectura debido al carácter extrovertido, ingenioso e irónico de Helen y a la corta extensión de las cartas que le dan mucho dinamismo.

Otro aliciente para leer este libro, si es que no he picado vuestra curiosidad, es saber que las cartas y los personajes son reales y que la librería Marks & Co., con sus estanterías llenas de libros con ese olor tan particular que sólo tienen los libros antiguos, también existió. Sin embargo, lo que más me ha sorprendido, a parte de la veracidad de la historia, es conocer que la autora, pese al enorme éxito que tuvo este libro, murió de la misma forma que había vivido: de forma modesta y sin grandes lujos.

Otra cosa que también me ha sorprendido saber es que, pese a estar viva cuando se realizó la adaptación de esta obra al teatro, no la escogieran a ella para realizarla. Irónico tratándose de una escritora de guiones de teatro y una de las principales protagonista de esta historia cuya versión en España fue dirigida por Isabel Coixet. Para los más cinéfilos, comentarles que hay una versión cinematográfica con las interpretaciones de Anthony Hopkins, en el papel de Frank, y de Anne Bancroft como Helen.

Os recomiendo la lectura de este libro cuya historia y personajes quedan en la memoria del lector, especialmente el de Helen con el más de uno puede sentirse identificado.

Por ultimo, y como anécdota para los lectores más viajeros, os cuento que si viajáis a Londres y os acercáis a la 84, Charing Cross Road (la calle donde se encuentras las principales librerías de segunda mano) podréis ver una placa conmemorativa en el lugar que ocupó la librería Marks & Co.
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