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Es la segunda parte de El verano en el que me enamoré. Hace un año los leí por primera vez, y este verano decidí hacer una relectura de la trilogía entera, pero había muchas cosas de las que no me acordaba. La primera parte me gustó bastante, aunque tuve problemas con la personalidad de los personajes. Es muy fácil de leer, muy rápido y ameno. Son capítulos muy cortos y engancha muchísimo. Está escrito en primera persona a 2 voces, por Belly y por Jeremiah, este último es nuevo narrando y aunque aclara ciertas cosas, no es un personaje que me termine de gustar, aunque sí el que dentro de lo que cabe toma las decisiones “más maduras”. De los personajes esperaba una evolución en su madurez o por lo menos un desarrollo en algún aspecto de su personalidad, pero seguimos en el mismo plan. El reto emocional, por llamarlo de alguna manera, es que todos están pasando por el duelo, y cada uno de forma muy diferente. Jenny Han intenta que empaticemos con los personajes, pero cuesta mucho por las decisiones que van tomando a lo largo del historia. Belly intenta pensar en los demás, pero termina pensando en ella misma otra vez, sigue siendo igual de infantil e inmadura y toma unas decisiones de apaga vámonos. Si Conrad estaba antes metido en una coraza, ahora se ha creado un fuerte por el que no pasa nadie. Los tira y afloja con Belly cansan un poco. Por una parte, Belly es la única que se implica pero sigue pareciendo un amor infantil el que siente Belly por Conrad y aunque este se nota que le importa, sigue frío con ella aunque a veces se le cae la máscara y se ven destellos de que también la quiere. La relación entre Jeremiah y Belly no termina de encajarme, porque hay señales confusas. Belly le deja claro que solo quiere su amistad, pero a los 2 segundos manda otro tipo de señales que parece que le quiere mantener cerca (no precisamente como amigos). Sé que no es manipuladora porque no tiene maldad y no es su intención, pero inconscientemente lo está haciendo. Se conoce más la historia de los padres de Belly y el señor Fisher, el padre de Jeremiah y Conrad, cosa que me gustó bastante porque como dije en la reseña de la primera parte, los padres de ambas partes tienen una historia detrás, no son personajes que están por estar como suele pasar en estas historias de adolescentes. Es un libro muy recomendable para leer en verano, muy fresco que no te da a pensar en nada, sino solo a querer devorar las páginas para saber cómo termina. |
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