La vegetariana

Yeonghye es una mujer que fue maltratada por su padre y ahora es despreciada por su marido, el cuál se casó con ella para tener a su lado alguien insignificante, que no molestara. Su rol sumiso, sin voz, en una sociedad patriarcal, llegará a su fin en el momento en que decide dejar de comer carne. Su familia no lo acepta, no la comprende y no tolera que quiera ir en contra de las normas establecidas.
Esta historia contada a tres voces, nos será relatada por el marido, por el cuñado y por la hermana de la protagonista y Yeonghye sólo se expresará a través de sus sueños. Porque es a raíz de sus perturbadoras pesadillas que ella tomará esta decisión como una forma de alejarse de la violencia, que ella asocia con la parte animal del ser humano.
Sus actos provocarán el desmoronamiento de su entorno y la llevarán al límite en esa resistencia pacífica para decidir qué hacer con su cuerpo, hasta un punto de no retorno que mostrará la vulnerabilidad del ser humano.
Una novela que no se puede leer de forma literal sino que hay que ahondar en el mensaje que nos quiere transmitir y que puede dar lugar a distintas interpretaciones, porque está llena de simbolismo. Una historia incómoda, perturbadora, inquietante, que nos habla del derecho a decidir, de salud mental, de la violencia en el ser humano, de su fragilidad, del deseo y del mundo interior.
Mi primer acercamiento a la prosa poética, hipnótica y a la vez dura de Han Kang, me ha dejado exhausta, perpleja y con la cabeza a punto de estallar, pero con la sensación de haber leído una muy buena novela y con ganas de seguir conociendo a la autora.