Donald Wilsson, prominente personaje de la ciudad minera de Personville e hijo del magnate que la erigió (Elihu Wilsson), contrata al agente de la Continental para ayudarle con un tema a concretar en persona. Por desgracia, Donald nunca acudirá a esa cita pues es asesinado instantes antes en un callejón de la ciudad. El agente de la Continental, sintiéndose contractualmente sujeto a su cliente fallecido y moralmente obligado a descubrir la verdad oculta tras ese asesinato, decide acudir al viejo Elihu para transmitirle su intención de llegar al meollo de la cuestión. Para ello, tendrá que patearse las calles grises y sórdidos garitos clandestinos de la ciudad. Una ciudad, Personville, que adquiere entidad de personaje en la obra, convirtiéndose en sujeto activo durante toda la novela. “Era una fea ciudad de cuarenta mil habitantes ubicada en un feo desfiladero entre dos feas montañas que la minería había degradado por completo.”. Así la describirá el protagonista nada más poner un pie en ella. También nos contará que se la apoda Poisonville, debido a la capacidad que tiene de envenenar a la gente y convertirla en sádicos avariciosos, a quienes únicamente les mueve el dinero y el poder: “tengo lo que me queda de alma recubierto de pellejo bien duro, y tras veinte años de vérmelas con el crimen puedo presenciar cualquier clase de asesinato sin ver otra cosa que mi sustento, el trabajo de cada día. Pero esto de pasarlo en grande planeando muertes no va conmigo. Eso es lo que ha hecho conmigo esta ciudad”. En un principio, el plutócrata Elihu Wilsson controlaba a su antojo Personville. Hasta que, tras una huelga general, decidió solicitar la ayuda de varios hampones para ayudarle a terminar con la huelga usando sus propios medios. Disolvieron la huelga, sí, pero llegaron para quedarse y tomar el jugoso pastel que la ciudad ofrecía. Pete el Finlandés, Lew Yard, Thaler el Susurro y Noonan son los hombres que a partir de entonces tomarían el control de la ciudad y de sus instituciones, mermando el poder ilimitado del que gozaba Elihu. El agente de la Continental entrará como una cuña en ese conglomerado criminal y, con la ayuda interesada de una mujer fatal en horas bajas, logrará introducir la discordia entre las distintas facciones del crimen organizado de la ciudad, plantando así las semillas que más tarde le permitirán recoger los frutos, en forma de almas, en una frenética cosecha roja. Las persecuciones, palizas, disparos y apuñalamientos se sucederán, convirtiéndose en una rutina del día a día Poisonville, ciudad donde los pájaros escupen plomo. Dashiell Hammett nos regala esta obra cumbre del género de novela negra con un estilo muy propio: descripciones minimalistas, con bosquejos necesarios para presentarnos a los personajes y lugares, diálogos concisos y directos, y un protagonismo absoluto de la acción, del ritmo narrativo, que acarrea al lector desde las primeras páginas a las últimas en un viaje sin retorno. + Leer más |
15/12/2023. Conferencia de la autocensura a la cancelación: ¿la luz de nuestro tiempo? a cargo de Leonardo Padura.
En el marco de la Semana de Autor, organizada por la Casa de América en colaboración con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo – AECID, que en esta edición está dedicada al escritor cubano Leonardo Padura.
A continuación de la presentación, tendrá lugar una conversación entre Leonardo Padura y Ángel Esteban, catedrático de Literatura.
Leonardo Padura (La Habana, 1955), antes de recibir el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2015 por el conjunto de su obra, había logrado el reconocimiento internacional con sus novelas policiacas protagonizadas por Mario Conde: Pasado perfecto,Vientos de cuaresma, Máscaras, Paisaje de otoño, Adiós, Hemingway, La neblina del ayer,La cola de la serpiente y La transparencia del tiempo, traducidas a numerosos idiomas y merecedoras de premios como el Café Gijón, el Dashiell Hammett, el Premio de las Islas 2000, el Brigada 21 o el Premio de Novela Histórica Barcino. Las primeras han dado origen a la serie televisiva Vientos de la Habana (Premio Platino). También es autor de la novela de mi vida, El hombre que amaba a los perros (Premio de la Crítica en Cuba, premio Francesco Gelmi di Caporiacco, Carbet del Caribe, Prix Initiales y Prix Roger Caillois), Herejes (Premio de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza), Como polvo en el viento, del libro de relatos Aquello estaba deseando ocurrir, y de la novelización de Regreso a Ítaca, así como de los ensayos reunidos en Agua por todas partes y del reportaje sobre la música latina Los rostros de la salsa.
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