Nuestro juego más cruel

Trepidante. Me encantó meterme en la cabeza y los pensamientos de Mike, un chico obsesionado hasta los extremos por su exnovia, V (Verity). Movido por un juego inventado por los dos, Mike no parará de jugar hasta conseguir llegar el ansiado final y volver a estar con su amada.
Mike nos cuenta desde su punto de vista de sociopata todo lo acontecido. Lo que cualquier persona pensaría que sería demasiado, llegado a límites extremos a través de una obsesión compulsiva hacía otra persona, para él es solo un juego retorcido pensando que le corresponden en todo momento y malinterpretando las palabras de los demás. Pero... ¿de verdad las malinterpreta? Y esa es la incógnita con la que nos deja la autora durante toda la historia manteniendo la intriga en todo momento.
Las descripciones son minuciosas pero no excesivas y los personajes están bien construidos permitiéndonos conocerlos a fondo. Menos por Verity, de ella solo sabemos lo que nos cuenta Mike y cómo él la ve a través de sus ojos y sus sentimientos. Ella es el enigma que tiene que descubrir el lector ya que al principio te puedes hacer una idea sobre qué intenciones tiene pero cuanto más avanzas en la historia, más dudas surgen hacia su persona.
Hay saltos al pasado que nos ayudan a conocer al protagonista desde que era un niño, la relación con su madre, con la sociedad en sí y cuándo y cómo conoció a Verity.
El final me dejó un poco... "desinflada", me esperaba una especie de boom que me dejase con la boca abierta pero más que eso me encontré con algo plano que deja cabos abiertos alrededor de Verity creándome más interrogantes.
Aún así es una historia que te atrapa desde el principio, intrigante y con un ritmo ameno a la par que rápido.