La hija de la costurera

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Siento como los escalofríos se apoderan de mi cuerpo y me atraviesan de pies a cabeza. Los pelos se me ponen como escarpias y el estomago aún sigue revuelto. En mi boca, el sabor salado de todas las lágrimas que he derramado y han desembocado en mis labios. ¡Qué crudeza! ¡Qué dolor!
Un dolor que ha sido aún más intenso porque en la historia hay mucho de la autora, de sus antepasadas y de sus compatriotas. «Estas memorias familiares inventadas son un homenaje a ellas y a todas las que pagaron, están pagando o pagarán el precio de haber nacido en tierras, religiones y etnias que no eligieron, pues seguiremos pagando hasta el día en que el futuro reembolse todas sus deudas al pasado, en este gran juego de póquer llamado Vida.»

Qayah, Qanah, Qadar y Qamar. Bisabuela, abuela, madre e hija. Cuatro generaciones de mujeres que nos narran su historia y también la de su país. Cinco capítulos narrados desde los diferentes puntos de vista. Gracias a ello las llegamos a conocer perfectamente ya que unimos la piezas de lo que nos cuentan directamente y lo que nos cuentan las otras. Décadas transcurridas entre ellas pero, por desgracia, han pasado de una manera impasible. Décadas que demuestran que la historia es cíclica, la falta de avances e incluso algún que otro retroceso.
«Lo que llamamos pasado y futuro son puntos muertos. Solamente estamos rotando sobre nuestro propio eje, como bailarinas en la cajita de música, saludando con la mano una multitud imaginaria, inconscientes de que todos nos fuimos, simples fantasmas en el pozo de alguna abuela.»

Hambre. Supervivencia. Destierro. Ideologías arraigadas. La figura de la mujer. Guerras. Cuestión armenia. Causa palestina. Guerras de Líbano y Siria. Una historia muy cruda. Y cuando ya me creía que no habría más ya que apenas me faltaban unas páginas para llegar al punto final. ¡Zas! El golpe final, como un mazazo del todo inesperado. Tuve que leerlo varias veces ya que no lo podía asimilar. Me creía que estaba preparada pero me equivocaba. Tanto sufrimiento a través de la historia de esta familia y tantos golpes recibidos me han dejado totalmente destrozada.

Tras ello llegó el momento de descansar y respirar hondo para poder continuar. Para poder leer una nota al lector magnífica, un broche final perfecto. En ella la autora habla sobre su propia historia, sobre el porqué de esta novela y también reflexiona sobre la violencia, guerra y humanidad. Y es en este preciso momento cuando aprovecho para advertir que en esta novela hay pasajes totalmente espeluznantes de violencia y violencia sexual. Veo necesario indicarlo ya que son bastante fuertes. Uno de ellos me costó muchísimo leerlo, la verdad.
Una novela redonda pero extremadamente dura.
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