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Desde ya os puedo decir que me ha sorprendido mucho la narrativa de la autora, es muy sencilla a la par que adictiva, desde las primeras hojas me he visto metida de lleno en la vida de los Becker, sin poder soltar el libro. Desde el primer capítulo he sentido ternura por Jake, odio todo lo que le pasa y me ha hecho vivirlo intensamente. Tenemos diferentes protagonistas, todo ello contado en tercera persona, algo que agradezco ya que así puede pasar de un personaje a otro sin dificultad para el lector. Nai y yo hemos estado de acuerdo en eso, la autora sabe como llevarnos al huerto y no querer parar de saber qué más puede pasarle a Jake. El libro se complementa bien con los tres protagonistas, aunque Jake para mí ha sido el principal y detonante de todas las situaciones, aunque pasemos a tener capítulos con Arabia y Emily sin duda Jake es el principal, ellas son más secundarias. El libro está ambientado en un pueblo de América del norte, concretamente en Utah, en el año 1986. Ahora mismo podéis estar pensando que está bien que no sea un libro en una época actual, que eso lo hace ser más especial, el problema a mi parecer es la ambientación, podía bien haber sido más específica en algunos aspectos, pero bien podía haber sido en el siglo XXI que a finales del siglo XX. Me ha faltado mucho de eso, tanto en ropa, como en música, como en la forma de comportarse y demás. Rolly para mí ha hecho un buen trabajo en darnos una historia que engancha, que te atrapa, pero le ha faltado mucho en lo referente a darnos un escenario acorde a todo, sobre todo a la época en la que se desarrolla, ha carecido completamente de ello. Es una pena porque creo que es una época bonita y que podía haber dado mucho de sí, se lo perdono porque es su primer libro, a ver qué me encuentro en la primera y segunda parte. Como os he comentado tengo que confesar que la historia me ha gustado, me ha animado mucho y me ha ayudado en una época mala para mí, incluso he tenido que dejar redes y blog a un lado. En ese aspecto ya os digo que me ha encantado, pese a todo lo que hace sufrir a su personaje, Jake es especial y me ha encantado, es bueno y siempre acaba como el malo de la película, pero la trama gira en torno a él y eso me gusta, ese protagonismo que le da la autora. Terminé el libro entre lagrimas por algo que pasa al final, para mí completamente inesperado, y que me hizo ir corriendo a comprar la segunda y tercera parte, y esta más de una semana después la hago en frío, ya analizando todo bien y sobre todo con los comentarios de mi compañera de lectura. Así que puede que haya cambiado algo de parecer respecto a lo que me ha parecido la lectura. Una de las cosas que os voy a contar ahora es lo que os comento que me he dado cuenta ya en frío, con los comentarios de Nai y analizando todo bien, desde luego que me daba cuenta pero es como que quería seguir y seguir y los dejaba pasar, pero eso no va a pasar en mi reseña. El libro está repleto de incoherencias, me di cuenta de una en la de un parto, en la que dilataba en tan solo una hora, algo imposible, aunque también hay muchas otras, y otras tantas que Nai me ha aclarado, de verdad que no estaba yo muy lucida en el momento de la lectura, porque una vez analizadas todas las cosas sin duda hay más de las que pensaba. Es una pena porque si lo ves desde una perspectiva de un lector que lo pasa por alto bien, pero desde una perspectiva de un lector que analiza y que quiere una novela coherente pues mal, así que en ese aspecto tengo que decir que no creo que esta novela sea para todos los lectores, y que espero que en este aspecto la autora mejore en las siguientes entregas. En definitiva es un libro que me ha gustado y me ha enganchado muchísimo, Jake es un personaje que me encanta por su nobleza, aunque es la víctima de todo lo malo que pasa en la novela. Pese a la poca ambientación que hay de los 80 y que hay muchas incoherencias voy a seguir con la segunda y tercera parte, porque sin duda Rolly ha sabido ganarme y sé que va a mejorar mucho en las siguientes partes de la trilogía, y necesito saber qué pasará con los Becker. |
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