La canción del cuco

La protagonista de esta historia es Tris, una niña de once años a la que le ha sucedido algo muy extraño. Tris despierta en el hospital después de haber aparecido empapada y llena de barro en su casa una noche durante sus vacaciones en el campo; no recuerda qué pasó, pero no le importa porque sus padres la quieren y la miman y está convencida de que poco a poco todo volverá a la normalidad. Sin embargo, Pen, su hermana pequeña, está más insoportable que nunca y está empeñada en que Tris es una farsante. ¿Qué tontería es esa? Tris sabe que sólo dice eso porque la odia, siempre lo ha hecho porque ella es la favorita. Conforme pasan los días, Tris empieza a notar cambios en sí misma que la asustan. Siempre tiene hambre, no importa lo mucho que coma, y está empezando a imaginar cosas. Porque no puede ser verdad que de sus ojos salgan telarañas, ¿verdad? Un día, Tris se verá obligada a huir de su casa, de sus padres, para descubrir la verdad sobre sí misma. ¿Quién es ella? ¿Por qué todos quieren hacerle daño de repente? ¿Y cuál es ese secreto que oculta su familia?

Como os podréis imaginar, el argumento de esta novela me atrapó por completo. Una niña macabra es lo único que necesitaba para querer leer La canción del cuco, y aunque sí es cierto que es precisamente la trama su punto más fuerte (las ideas que nos plantea la autora son muy originales y os sorprenderán en más de una ocasión), la lectura se me ha hecho pesada, sobre todo a partir de la segunda mitad. Estoy acostumbrada a leer novelas de fantasía en las que el romance juega un papel fundamental o en las que toda la acción se desarrolla en un mundo creado desde cero, así que estoy segura de que eso ha sido decisivo en mi caso. No hay trama amorosa (yo ya sabía que no la había, por cierto) y se podría decir que se trata de una novela gótica, que es un género que me apasiona. La canción del cuco está ambientada en Inglaterra, después de la Primera Guerra Mundial, y por eso nos toparemos con muchos cafés, pasteles, sastrerías y música jazz. al principio, esta atmósfera oscura me tenía muy intrigada. Tris hace cosas realmente inquietantes, eso es innegable; sin embargo, descubrimos muy pronto quién o qué es Tris y a partir de ahí el argumento se centra en el arquitecto y la misteriosa desaparición de Sebastian. Si os gustan las novelas de corte realista en las que no hay romance, es probable que disfrutéis mucho con esta. Asimismo, La canción del cuco me ha recordado muchísimo a la película de ¿Quién engañó a Roger Rabbit? y ya sólo por eso merece la pena echarle un vistazo.

Me ha costado un poco cogerle cariño a los personajes, pero sin duda Tris y Pen han sido mis favoritos. Ambas son niñas muy valientes e inteligentes, y a pesar de que puedan parecer un poco insensibles al principio, hay escenas en las que es imposible olvidar la edad que tienen. Poseen esa inocencia y curiosidad característica de los niños, y es muy tierno ver cómo poco a poco Tris y Pen empiezan a estrechar lazos. La pluma de Frances Hardinge me ha gustado bastante, pero ya os advierto de que es una novela escrita con un estilo denso; el vocabulario que utiliza en ocasiones es extremadamente pomposo, pero entiendo que es un requisito al tener una ambientación histórica. La lectura es pesada no por el estilo, como puede que estéis pensando, sino porque hay escenas en las que no ocurre nada relevante. En ese sentido, creo que si La canción del cuco tuviese más acción y más toques oscuros sería una novela totalmente adictiva. El final es un poco predecible, pero repito: la historia que se nos presenta es única y hará las delicias de los amantes de las novelas de misterio.
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Triss, Teresa, ingresó en el hospital mojada y llena de barro después de sufrir un accidente y aparecer dentro de una casa durante las vacaciones de verano. Nadie sabe lo que le ocurrió, tampoco la propia Triss que, a sus once años, su mayor preocupación era soportar a su hermana pequeña Pen.

Ahora que está en casa, Triss no parece la misma y su hermanita Pen parece la única que se ha dado cuenta de ello. No es solo porque su hermana mayor siente un hambre terrible a todas horas. O porque cuando llora sus lágrimas son como telarañas. O más de una vez se ha levantado con el pelo lleno de hojas… es que Triss, no es Triss. Sin embargo, ella continúa sin recordar nada de lo que le pasó y nadie cree a la pobre Pen que está completamente aterrorizada.

No pasará mucho tiempo hasta que Triss se de cuenta de que le sucede algo extraño que no tiene explicación. Su única salida es escaparse de casa de sus padres y emprender un viaje donde conocerá a un misterioso arquitecto (el mismo oficio de su padre) que le hace dudar de su propia familia. Sin saber por qué, de repente mucha gente quiere lastimar a Triss y el secreto que oculta su familia parece cada vez más espeluznante.

Una historia en apariencia macabra que nos da a conocer un mundo nuevo con tintes góticos ambientada en la Inglaterra de los años posteriores a la Primera Guerra Mundial. Por este motivo tenemos el placer de disfrutar de escenarios como cafés, música jazz y sastrerías de la época. Con un estilo que se recrea más en el lenguaje y las descripciones que en las acciones de los personajes, el objetivo de la autora no parece ser que el lector empatice con las jóvenes protagonistas, sino atraer la atención sobre el enigmático Arquitecto y Sebastian, hermano mayor de Triss y de Pen, cuya muerte ha traumatizado a sus padres.

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