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Críticas sobre Todos los veranos del mundo (26)
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ElblogdeSeshat
 23 January 2022
Este es el primer libro que leo de la autora y seguramente repetiré en un futuro.
Es un típica historia de vuelta al hogar. Reune muchos de clichés recurrentes en este tipo de lectura: insatisfacción con la profesión y el modo de vida aunque no se sea consciente de ello, conflictos familiares, (aunque muy moderados), amor de verano infanto-juvenil que se perdió por el camino y sentido de pertenencia a la comunidad, entre otros. A pesar de ello, la pluma de la autora es una delicia y la ambientación en un pueblo ficticio del pirineo catalán es una maravilla.
Es un libro corto, casi un relato largo y aunque resulta previsible, en ningún modo me ha aburrido. No se si existen otros libros sobre los hermanos de la protagonista, pero tal como termina el mismo, podría darse perfectamente. Esta historia es ideal para leer en una tarde de invierno con una taza de chocolate caliente, y aunque a ratos, poquitos, me ha resultado un poco almibarada, me ha parecido tierna, entrañable, bucólica y encantadora. A veces no hace falta leer grandes historias para disfrutar de una experiencia satisfactoria.
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carlotenia
 28 January 2019
Por favor por favor por favor, antes de entrar en harina, dejadme hablar de la portada de esta novela! Porque para que una novela sea feelgood también tiene que dar buen rollo y buenas impresiones desde su portada. Y además, seamos sinceras, a todas nos llama la impresión una portada colorida, sencilla pero con detalles, con colorines, que hace que se nos vayan los ojos hacía ese libro. Y en eso la editorial ha acertado de pleno!

Estructuralmente la novela consta de unas 200 páginas, dividida en capítulos que no llevan número sino títulos yo diría que oníricos y muy típicos de esta escritora, algunos de estos títulos son por ejemplo En el jardín de los jazmínes, Orillas de arena blanca, Chocolate a media noche... Porque en las novelas de Mónica, aunque se desarrollen en un lugar a priori normal, siempre van a aparecer retazos de sitios como de cuento de hadas, mágicos... Y eso es porque ella sabe buscarlos, algo que a muchos nos hace falta. Tener ese sexto sentido para en sitios cotidianos, encontrar un trocito de magia que nos haga recordarlo para siempre. Seguro que todos a nuestro alrededor tenemos un parque en el que hay unas piedras con unas formas extrañas que podrían ser mágicas y abrir la puerta a otro mundo. Eso que no sabemos ver nosotros Mónica nos lo muestra en sus novelas de forma admirable.

Todo empieza cuando nuestra protagonista, Helena, llega a Serralles, el pueblo de su infancia al que no visita desde hace tiempo con la excusa del trabajo porque es la típica abogada entregada a su trabajo y sin tiempo para nada, para organizar los últimos detalles de su boda con su super perfecto prometido Jofre, que es juez y con el que lleva una relación idílica y también perfecta a ojos de todo el mundo, aunque ya veremos que esto no es así y sus allegados se dan cuenta en cuanto pisa la casa de su niñez. Casa que, para sorpresa y cabreo de Helena, su madre ha reformado y la ha transformado en una escuela de cocina, donde los visitantes del pueblo hacen locuras de platos casi siempre incomibles. Helena se ofende muchísimo al ver que la casa de sus veranos se ha convertido en un trasiego de frikis y de guiris, que sus cosas íntimas han cambiado de sitio, y que sobre todo nadie la ha avisado de esto. Pero ella se ha preocupado por su madre o esa casa en todo el tiempo en el que ha estado sin aparecer por allí? En verdad a Helena le puede la nostalgia de volver allí, al pueblo en el que fue tan feliz con su padre, cuando él ya no está entre ellos. Además, ahora que acaba de ser despedida de su trabajo, no sabe en verdad qué hacer con su vida y es un poco una huída hacia adelante, ir allí, celebrar la boda, y comenzar la "vida perfecta que toca".


No os penséis que os he desvelado el argumento, que queda mucha tela que cortar, esto ya lo vamos viendo en las primeras páginas de la novela. La historia va mucho más allá, porque Helena tendrá que aparentar mucho al principio de su vuelta al pueblo, sobre todo con sus hermanos, Silvia y Xavier, pero finalmente dejará que caiga la máscara que traía consigo y entonces empezará a recordar porque era feliz en ese pueblecito tan especial, y se replanteará toda su vida. Sobre todo cuando aparezca Marc en escena, su mejor amigo de la infancia, su primer amor también, y revuelva su vida más aún.


* Tarta de piña, un cafelito, y una novela de Mónica Gutierrez,
una tarde genial!


Marc también ha vuelto al pueblo después de mucho años fuera, casi tantos como los que hace que Helena y él no se han visto. Se fue a estudiar fuera, se suponía que durante un tiempo... Y se perdieron la pista. Pero ahora se han reencontrado y a su mente han vuelto todas las aventuras de pequeños, lo que han vivido, sus sentimientos de pequeños... Y todo se remueve entre ellos... Mark se quiere dedicar al mundo de la uva, algo raro porque en Serralles parece que es un trabajo que no tiene futuro pero Helena se da cuenta de que es su pasión y quiere ayudarlo como sea. Si hace falta poner patas arriba a todo un pueblo lo hará! Total, no tiene nada mejor que hacer, Jofre casi no da señales de vida, y a ella le apetece más ponerse a recoger uvas con Marc que ponerse a buscar su traje de novia...

Me encantaría contar más cositas de la historia pero es que entonces lo desvelaría todo y noooooooooo, hay que descubrirlo a lo largo de sus páginas, porque os vais a encontrar momentos cómicos (por algo es novela feelgood) pero también momentos de ternura, momentos en los que se nos escapará la lagrimita, momentos de añoranza a lugares o situaciones que nosotros también hemos vivido...

Y como siempre no faltarán los lugares mágicos que sólo pueden salir de la mano de Mónica: Una librería extravagante con un dependiente aún más extravagente que ofrece té a sus clientes y libros super especiales y raros, una tienda de flores con un dueño que da miedo y luego será todo un buenazo, una chimenea con chocolate calentito para que se confiesen los tres hermanos entre ellos, un jazmín oloroso en el jardín... ¿Y qué decir de los personajes? Todos muy especiales a su manera, y todos nos llegarán al corazón... Los hermanos de Helena, uno de los alumnos de su madre que es un puro despiste al que todos llaman Eduardo Mendoza y que me hace muchísima gracia porque me encanta este escritor, y es que lo podía visualizar cada vez que salía a escena, los sobrinos, y esos peculiares vecinos del pueblo que propiciarán el cambio de nuestra protagonista.

Sin duda hay que destacar la pluma de Mónica para crear fragmentos de pura poesía dentro de una novela de prosa. Nos describe lugares o situaciones en las que sin duda, nos encantaría estar presentes. Aquí os dejo un retazo:

"A la hora de la siesta, cuando el sol inclemente recluía a todos los habitantes de Serralles en sus casas, nosotros cruzábamos el pueblo a la carrera, con las espardenyas rotas y los pies ligeros para no notar la picazón ardiente de los adoquines. Corríamos sin parar hasta dejar atrás la última casa, la de la señora Montse, la amiga de mi madre, y seguíamos imparables hata cruzar el bosquecillo de abedules. Solo cuando nuestros pies descrubrían la arena suavísima del cauce del río, nos deteníamos para quitarnos las zapatillas. Y así, descalzos, hundiendo con glotonería los dedos de los pies en aquel paraíso de arenas claras, disfrutábamos de la sombra protectora de los helechos gigantes, de los inevitables abetos pirenaicos, de los grandes castaños, hasta que un escalofrío nos cruzaba la espalda empapada de sudor y nos ponía la piel de gallina..."

Como veis, un libro que recomiendo y que apetece muchísimo leer en cualquier época del año, que nos hará sonréir, nos creará nostalgia y nos llevará de la mano por rincones increíbles. Y es que el universo de Mónica Gutiérrez es único! Asistiremos a una evolución de Helena a la que ese verano que forman todos los veranos del mundo cambiará para siempre!

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Bren
 05 November 2018
Ya se que me repito un montón cada vez que leo un libro de Mónica Gutiérrez, pero es que sus libros me dejan esa hermosa sensación de bienestar, una sonrisa en la cara.

Con otra de sus excelentes historias, ligera, preciosa, con esa historia de reminiscencias, de añoranzas y de reencuentros, todo enmarcado en un bello pueblo de los pirineos donde gracias a una librería, un verano mágico, un amor de infancia y una familia que lo más hermoso que tiene es precisamente ser una familia disfuncional, Helena se reencuentra a sí misma entre todo esto.

Mónica Gutiérrez nos lleva con su pluma a un buen lugar, uno de esos que te hace sentir, que te recuerda que dentro de toda la imperfección solo basta ser un poquito valiente para mirar lo que tienes, pero verlo de verdad y asumir que bueno o malo, lo que tenemos hay que agradecerlo, abrazarlo y dejarnos llevar.

Me ha encantado este libro y de verdad que me he hecho fan indiscutible de esta autora y de sus historia muy bien llamadas de "feelgood" porque efectivamente te dejan ese sentimiento, pero hay que tener talento para dentro de la cotidianeidad de sus historias pueda hacerte sentir la magia de lo sencillo es bonito.

Precioso, como todos los libros que he leído de ella, sencillo, incluso podría decir que simple, fácil de leer, un libro ideal para pasar un buen rato de domingo tirada en el sofá con un café y olvidarse del mundo entero, eso sí al llegar al punto final, les aseguro que terminarán con una sonrisa en la cara.
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CARMINA
 26 October 2018
Todos los veranos del mundo es una historia agradable, con aires de nostalgia, un toque de romanticismo, un canto a la vida, al disfrute de las pequeñas cosas, a la valentía de vivir la vida y de enfrentar los cambios necesarios para conseguir pequeñas parcelas de felicidad. Es un canto a la amistad, a la fraternidad, a las relaciones humanas y sobre todo familiares. Es una dosis de realidad capaz de provocar un tsunami emocional con el simple aleteo de una mariposa.

Mónica Gutiérrez me ha sorprendido con su prosa, con su frescura al narrar, con sus diálogos, algunos de los cuales no tienen precio, con una historia tan cotidiana en la que los protagonistas bien podríamos ser nosotros o gente a la que conozcamos, cualquiera podríamos ser Helena, Silvia, o incluso el soñador Xavier, o Marc Saugrés y que lector no ha soñado con montar una librería en la que poder hablar horas y horas de libros en torno a una bebida caliente.

Con sus descripciones me ha transportado al jardín de la casa familiar de Helena, que buen refugio sería para mis tardes de verano con un libro en la mano, incluso para esas noches en las que apetece sofá, una manta ligera por aquello del fresco nocturno y un buen libro, y el aroma de las flores, incluso he sido capaz de oler ese jazmín que a Helena le molestaba tanto y que por la noche es especialmente aromático.

Todos los veranos del mundo me ha transportado a los estíos de mi infancia, yo los pasaba en un pequeño pueblo de interior, con amigos a muchos de los cuales con los años les he perdido la pista, también dejé de ir hace mucho tiempo, aunque allí continúa el apartamento y mis hermanas van de vez en cuando. Reconozco que cuando voy me invade la calma, que desconecto, pero a pesar de que no son demasiados quilómetros los que me separan, como a Helena me cuesta volver, a ella le pesan las ausencias, yo no soy capaz de saber porque.

Tiene a bien Mónica no presentarnos a una familia idílica, si no a una normal, con sus defectos y sus virtudes, con sus celos, sus envidias, una familia como la tuya o la mía, en la que los silencios en ocasiones se malinterpretan. Me reconozco en la madre de Helena, yo no soy mucho de exteriorizar mis sentimientos, la he comprendido, me he mimetizado con ella, a pesar que yo si soy de dar abrazos, porque con ellos transmito todo lo que mis palabras callan, o por lo menos soy de darlos a mi gente más próxima, tampoco voy invadiendo el espacio de personas que no conozco y que no se si los van a desear.

En todas las familias todos los miembros no están cortados por el mismo patrón sin embargo, todos somos capaces de encontrar lugares de encuentro, abiertos a las confidencias, o a las gratas conversaciones, los diálogos entre los hermanos me han parecido una delicia, quería quedarme anclada en esos momentos, charlar con ellos, arrebujarme entre los tres junto a esa chimenea y poder ser cómplice yo también.

Y es que tendemos a callarnos muchas cosas cuando las penas compartidas son más llevaderas, por ello he valorado tanto esos pequeños momentos llenos de confidencia en los que se abre el alma y son capaces de desnudarla sacando a la luz sus miedos y verdades, asumiendo en muchas ocasiones sus culpas como Xavier ante una separación que el mismo ha provocado con sus silencios y ausencias. Y si hay un personaje que me ha provocado sentimientos dispares ese ha sido Silvia, tan libre, tan lenguaraz, tan con la verdad como espada, ha tenido a quién recordarme, pero al mismo tiempo se que personas así de auténticas cada vez quedan menos, porque la gente no quiere ser golpeada con la verdad, prefiere vivir en su ignorancia o en el mundo que se han creado muy a medida de una realidad inventada y del que no están dispuestos a salir.

Anna la sobrina de Helena encarna la ternura, la madurez, la inocencia, esa niña de doce años me ha llegado al alma, ha sido capaz de sacudir a su tía, de conseguir lo que sus hermanos y su madre no han logrado ni que se plantee, la pureza de ese personaje es bestial, tiene las apariciones justas, en los momentos adecuados, intentado buscar complicidad con una persona que no es tan distinta a ella, y de soltar verdades capaces de remover a nuestra protagonista como no lo consigue su hermana Silvia, las dos conversaciones así más serias entre tía y sobrina son para enmarcar, para releer, para quedarse a vivir en ellas. Quizás exagere, pero es mi opinión.

He confesado ya que es la primera novela de autora y que no será la última así que encontrarme esa librería ha sido toda una sorpresa, en un pueblo pequeño no suele haberlas, y que además no tenga lo más comercial ya es de por sí raro, pero que su librero esté más interesado en conversar de literatura y tomar un te con bollos que de vender libros, ya lo convierte en un rara avís. Me he enamorado de la Biblioteca voladora, no tanto de su propietario Jhonathan Strenge, aunque al final le cogí cariño. Ese guiño de Mónica al placer de conversar de libros, a la LITERATURA, sí en mayúsculas, ese repaso por grandes obras literarias y autores, ese recuerdo a Alicia en el País de las Maravillas, me ha robado el corazón.

Si un personaje me hizo soñar ese fue Marc Saugrés, el eterno Peter Pan empeñado en que su Wendy aprenda a volar, un soñador con los pies en el suelo, el que vuelve del revés el mundo cuadriculado de Helena, el que le hace replantearse si es esa vida la que realmente desea, o quiere aprender a volar. Marc es ese bohemio que un día coge las riendas de su vida, se estampa y pretende recoger sus pedacitos para empezar de nuevo, resurgir de sus cenizas cual ave fénix, aunque cada vez nota que le quedan menos fuerzas y menos ilusiones.

Esta novela tiene un final previsible, lo estamos esperando casi desde el principio, yo juraría que incluso estamos deseándolo tal es el poder de Mónica al narrar, si hay un personaje que no he soportado es a Jofre, al juez Dredd. Me ha parecido un ser frío, inhumano, calculador y no he encontrado redención posible en toda la historia, ni siquiera cuando las tornas se vuelven en su contra, ni en ese momento sentí empatía con él, con su forma de vida, con lo que representa.

Cada personaje de esta novela encarna un valor Xavier el romanticismo, Silvia la libertad, la madre de ambos la superación, el huésped despistado el humor, Marc Saugrés el tesón, Helena la sensibilidad, la pequeña Anna la madurez, Miquel la inocencia, el vikingo nórdico la solidaridad, y todos y cada uno de ellos aportan un granito de arena para hacer de esta novela una agradable lectura que no desearías que acabara nunca.

Conclusión:

Mónica Gutiérrez nos cuenta de forma sencilla, situaciones más o menos cotidianas, nos ofrece una visión optimista de la vida y de la búsqueda de la felicidad en las pequeñas cosas que nos rodean o en los momentos compartidos con personas que queremos.

Nos ofrece un par de alas para volar, para soñar, para sentir que cualquiera es capaz de aprender a volar como Peter Pan, solo tiene que olvidar los miedos a los cambios, y ser capaz de afrontarlos con valentía y para ello cualquier estación del año es buena, pero ese final de verano en Serralles es perfecto, serás capaz de apreciar los sonidos de la pequeña población, la espesura del silencio, y el olor de las flores del jardín.

Te ruborizarás con Helena y Silvia, te emocionarás con Xavier, Anna y nuestra protagonista, querrás ser Wendy para conquistar a Marc Saugrés y tener pocos recursos para que el viquingo nórdico te trate con amabilidad. Sobre todo desearás tener una masia en el Pirineo y allí reunir a tus hermanos porque la complicidad en torno al fuego me ha dado mucha envidia.

No soy muy de etiquetas, y he descubierto que este tipo de novelas pertenece al género feel-good, solo sé que Mónica ha llegado para quedarse en mi estantería y que reservaré sus libros para esos momentos en que los necesito como agua de mayo.
Enlace: https://detintaenvena.blogsp..
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librosolvidados
 15 December 2022
Helena es una prestigiosa abogada que quiere casarse en el pueblo de su infancia y vuelve a él anclada en el pasado y con muchos recuerdos como lastre: no entiende que el tiempo ha pasado y que todo ha cambiado tanto. Quizás necesite entrar en la pequeña librería del pueblo a tomar té, pasear descalza por el campo o charlar con su hermano para arriesgarse a vivir de otra manera. ¡Este libro tiene mucha magia!

¿Sois lectores estivales? ¿Relacionáis ciertas lecturas con las diferentes épocas del año? A mí no me suele pasar, según me apetezca leo algo sobre la peor nevada del año en pleno agosto, o lo bonita que puede ser una ciudad en otoño quizás lo leo en enero. Pero con este libro sí que es verdad que no puede sentar mejor que en estas fechas, y no porque transcurra en verano: es por el amor que transmite al pueblo de tu infancia, a las cosechas y al tiempo que se ralentiza cuando tus ancianos vecinos salen al sol con los amigos. Y yo, que estoy enamorada de mi pueblo como la que más, me ha hecho emocionarme pensando en todos los recuerdos felices, los amigos, los pies descalzos a la orilla del arroyo, la melancolía de los finales de agosto y las terribles ausencias; como dice Mónica, aquí el tiempo corre de una manera distinta y son los pequeños momentos felices los que hacen que valga la pena la rutina de nuestros días.

Es una lectura llena de sentimientos, tierna, sosegada, con personajes muy humanos de lo más entrañables -como todos los que llevo de esta autora-, y que aún así, ¡sigue consiguiendo sorprenderme y conmoverme!
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Maperlo
 02 September 2022
Es una historia ligera, que no da mucho más, sobre nuevos comienzos. No hay que esperar profundidades...
Es una historia rápida que te deja un buen sabor de boca. Helena vuelve al pueblo 2 años después del fallecimiento de su padre para casarse. Todo ha cambiado en el pueblo: una floristería, una librería y la casa de sus padres. Allí se encuentra con su amigo de la infancia que hacía 20 años que no veía, ni sabía nada de él.
Todo se va tejiendo. Se reencuentra con sus hermanos, se hacen confidencias, se reconcilian y se conocen mejor.
Y poco a poco vamos llegando al final de la historia. Recomendable.
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FINA
 25 January 2020
Una maravilla de historia, en un entorno mágico, lleno de recuerdos felices, añoranzas e ilusiones, donde Helena se reencuentra consigo misma, hace frente a su dolor y se permite ser valiente y perseguir sus sueños. Entre personajes entrañables como sus hermanos, su madre, Jonathan, el señor Serra, los niños y demás vecinos del pequeño pueblo que dan ganas de visitar y ver si es así realmente.
Ha sido una lectura adictiva, apenas me ha durado 1 día, entre citas, referencias a libros y autores, dialogos chispeantes y una trama sencilla, pero que atrapa, muy bien contada y con mucho optimismo. Es muy familiar y tierna, de las que te deja buen recuerdo y mejor sabor de boca.
La recomiendo.
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Domiar
 29 August 2018
Todos los veranos del mundo, Mónica Gutiérrez.
Hola a todos!!

Agosto va tocando a su fin, otro verano que se acaba.

¿Lo atesoraréis como uno de los larguísimos y azules veranos de vuestra infancia? A la vuelta de la esquina están la vuelta al trabajo, al colegio, la vendimia... Y eso es lo que os traigo hoy, para que aprendáis a vivir en un eterno verano al sol, que decía la canción. Vamos a hablar de Todos los veranos del mundo, de Mónica Gutiérrez. El libro cuya portada ya levanta el ánimo está editado por Roca Editorial en tapa blanda y tiene 204 páginas.

Helena vive pendiente del reloj, de sus trajes oscuros de abogada, de sus calcetines negros que le aportan sobriedad, profesionalidad. de sus tirantes moños de competitiva solvencia legal. de su distante novio, el juez Dredd (perdón, Jofre) con el que va a casarse en breve. Todo está organizado, todo en su sitio, no hay nada fuera de lugar, su vida es metódica, rutinaria, sin sobresaltos, sin colores. Y ella piensa que está bien.

Lo que no está tan bien es llegar a la casa de tu niñez, donde fuiste tan feliz, y ver que tu madre la ha convertido en una especie de academia rural de cocina para pijos. Con un hada sonriente que la recibe al llegar y que cuando no está en el mostrador de recepción debe andar por cualquier convención de hadas, junto a Campanilla y las demás. Eso haría a cualquiera sentirse fuera de lugar, más aún si te cruzas con un completo extraño, el señor "Eduardo Mendoza" que con un aire perdido y despistado se pasea por toda la parte privada de la academia que es de la familia. Si para colmo llevas mucho tiempo sin pasar las vacaciones con tu familia, y piensas que no sabes como lo aguantarás y que no te prestan la suficiente atención tendremos el verano completo.


No está bien que tu madre haya seguido adelante y haya modificado la casa de tu infancia sin consultarte ¿sin consultarte? ¿O es que no estabas pendiente de tu familia...? No está bien que vayas a casarte al final del verano y no tengas vestido de novia... ¿pero qué es peor, no tenerlo o que nadie te haya preguntado por el? No está bien que tu hermana Silvia, la activista de Greenpeace haya llegado con el hacha en alto, dispuesta a soltar hachazos a diestro y siniestro. No está bien que llegue también tu hermano Xavier, el famoso escritor, con tus dos sobrinos Anna, de 12 años y Miquel de 6 y que se esté separando de su mujer. Además, no sabes como tratar a los niños. ¿Y sabéis que más no esta bien? No está bien que vayas a comprar unas flores y un vikingo de dos metros te quiera cobrar mucho más que a otros clientes, te amedrante y te haga llorar en la floristería...


Y lo peor de todo, no está bien que su padre no esté. Que los dejara solos a su mujer y a sus hijos, él, que era el que daba los abrazos, los besos, el cariño y la comprensión y que lo llenaba todo de alegría y de energía, de buenos olores como los que traía siempre que venia de su fábrica de galletas. Aún lo pueden oler, a limón y canela...

No, definitivamente no está bien. Nada está bien. Parece que no todo está tan en su lugar ni tan controlado en la vida de nuestra Helena como ella pensaba.

Para compensar, el universo a veces también hace cosas buenas. Por ejemplo, han abierto una nueva librería en el pueblo, "La biblioteca voladora". El propietario es el ratonil, educado y british señor Strenge. Que además de tener siempre una buena conversación literaria esperando, la acompaña del té (un fuerte y aromático Earl Grey sin azúcar y con una nube de leche) y de unos bollos "delicious". Están Antonio y Milagros, que regentan el bar del pueblo, y que la conocen de toda la vida y llevan tanto tiempo juntos que hasta se parecen físicamente. Y además está Marc. Su compañero de juegos de todos los veranos de su infancia, Marc, que la cogía de la mano para perderse entre las calles, riachuelos y escondrijos de Serralles, para ser felices, para volar, Marc que la llama Wendy...

Todos los veranos del mundo es una novela de lectura rápida, pero creedme, querréis hacerla durar. Los capítulos son cortos y llenos de sentimientos y emociones, hay de todos, buenos y malos, lo normal en la vida. Hablando de vida, la de Helena llega al pueblo hecha unos zorros por muchos motivos y página a página iremos viendo como las diversas piezas del puzle van encajando y vuelve a encontrarse poco a poco. El género es feelgood, y francamente, se agradece un libro así de cuando en cuando, sobre todo cuando se lee tanta novela negra, es una forma de respirar aire fresco, reconciliarse con la vida y cargar las pilas de cara al nuevo curso que comienza, como siempre, después de cada verano. El que éste haya sido uno de los que se atesoran o de los que se olvidan ha estado en vuestra mano de un modo u otro.

TODOS LOS VERANOS DEL MUNDO, NUEVE.

PD: Si un vikingo te regala flores, es que no es Thor...

Enlace: http://readinginmyroom.blogs..
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madefa
 25 October 2023
Tercer libro que leo de esta autora (Mónica Gutiérrez) tras la Librería del señor Livingstone y el Club de los Corazones Solitarios, fue tras la lectura de éste último cuando me entraron unas ganas enormes de leer otro libro más de esta autora. Sin embargo, dí con este libro que siendo anterior, para mi gusto es excesivamente similar al otro. Tanto en la localización al tratarse de un pueblo muy pequeño, como en lo perdida que se encuentra la protagonista al llegar allí y el hecho de tocarse temas vinícolas aunque sean de maneras distintas.

Sí me ha encantado la narración de la autora, cómo te metes en los personajes y en la historia. Pero la resolución del mismo ha sido muy rápida para mi gusto. No entiendo la necesidad de que el libro sea corto pero resuelva todo en las últimas 40/50 páginas de manera fácil y sencilla, cosa no natural con los problemas a los que se enfrenta la protagonista en la historia.
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sandey
 16 June 2020
Es un libro que llego en el momento adecuado, y que disfrute cada una de las páginas, se lo había escuchado a Búho entre libros hablar de esta autora y Mari de Biblioteca de Lisbeth y gracias a ellos me decidí, gracias porque me habéis descubierto una gran autora que con su prosa me transmite mucha paz y tranquilidad y te transporta para hacerte sentir bien, sin lugar a dudas voy a leer más libros de ella porque me hace sentir bien y volver a disfrutar del gran momento de la lectura olvidando del resto del mundo
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