Mientras nieva sobre los cedros

“Amaba a la humanidad de una manera profunda y con todo su corazón, pero le desagradaban la mayoría de los seres humanos”

Mientras nieva sobre los cedros se está juzgando por asesinato a Kabuo Miyamoto, hijo de inmigrantes japoneses y el primer Miyamoto con la nacionalidad estadounidense, que erguido, en actitud orgullosa y semblante inexpresivo, contempla la nevada a través de las ventanas de la sala y, a pesar de la posibilidad de una muerte en la horca o quizás justo por ello, la encuentra de una belleza sin igual.

“A mediodía, la nieve en las calles del pueblo tenía siete centímetros de espesor, una nieve tan etérea que apenas podía decirse que hubiera cuajado. Remolineaba como una niebla glacial, como un hálito de espectros, por las calles de Puerto Amity, diablos pulverulentos, gélidos jirones de nube marfileña, zarcillos en espiral de humo blanco.”

Después de las recientes lecturas de Faulkner y Lobo Antunes, esta novela de corte clásico y escritura serena y detallista ha sido un cambio de tercio más que agradable. Una novela con una historia de amor interracial desgraciada en el contexto de uno de los más vergonzosos hechos de la democracia estadounidense, que no son pocos: el internamiento en campos de concentración durante la segunda guerra mundial de ciudadanos del país por el único delito de haber nacido en japón o tener ascendencia nipona. Es curioso que, tras tantos años sin saber nada de este tipo de hechos, me haya encontrado con este secuestro masivo de ciudadanos hasta en tres ocasiones en mis lecturas recientes: aparte de la novela de Guterson, también es uno de los temas fundamentales de “Buda en el ático”, junto con la denuncia de los matrimonios concertados con mujeres japonesas que llegaron engañadas al país norteamericano, hecho que también se trata de pasada en esta novela, y, por último, “Verano”, de Ali Smith, en el que se cuenta el internamiento de ciudadanos británicos acusados de ser simpatizantes nazis por el simple hecho de ser alemanes o descendientes de alemanes.

Este es el gran tema de la novela, el racismo y los prejuicios raciales, el odio y el desprecio derivado de la diferente raza, procedencia o cultura, una lacra que no solo afecta a los blancos sino que está en la naturaleza de todo hombre, dependiendo su mayor o menor manifestación, la dirección en la que se ejerza, de quién sea el grupo que ostente el poder.

“… lo que veo es la misma fragilidad humana transmitida de una generación a otra. Lo que veo es la misma fragilidad humana una y otra vez. Nos odiamos mutuamente, somos víctimas de temores irracionales. Y nada en la corriente de la historia humana sugiere que esto vaya a cambiar.”

Amor trágico, racismo, injusticia, engaños, traumas bélicos, vidas truncadas, un juicio, una verdad que se duda en rebelar y que mantendrá la intriga hasta el final de la novela… qué más quieren. Bueno, para serles sincero, la intriga quizás no sea tanta como he dado a entender, pero aun así la novela es bella e interesante, merece la pena.