La chica de la carta

Samantha Harper es una periodista que acaba de separarse. Mientras decide qué hacer con su vida ella y su hija pequeña viven con su querida abuela Nana. Precisamente en casa de Nana descubre por casualidad una carta escrita por una tal Ivy. Una carta desgarradora que hace que necesite saber quién es o fue esa Ivy y qué le pasó realmente. Encarga a su abuela mirar entre los efectos de su fallecido abuelo (comerciante de antigüedades) a ver si encuentra más cartas y ella se pone también a investigar. Su investigación le llevará al St Margaret, un hogar para mujeres solteras embarazadas. Un edificio ahora abandonado que, precisamente, se va a demoler dentro de dos días para construir una urbanización de adosados. de horror en horror, Sam va descubriendo lo que pasó allí. Y, no sólo eso, también descubrirá que muchas de las personas relacionadas con la institución han muerto: en accidentes, o de muerte natural, ninguna muerte fue calificada de criminal pero, ¿tantas muertes?

Por otro lado, tenemos la trama del pasado en la que nos retrotraeremos a los años 50 y al St Margaret. Conoceremos a Ivy, una joven embarazada y sin marido a quien su padrastro ha recluido allí hasta que de a luz a su bebé, el cual será dado en adopción. Ivy está desesperada y así lo hará saber en sus cartas.

“La chica de la carta” es una novela de ficción. No existió el St Margaret ni Ivy, ni Elvira, ni los diversos religiosos que pueblan sus páginas. Pero historias similares se vivieron en instituciones parecidas, sobre todo en Irlanda pero también en Inglaterra. En una época, los años cincuenta del siglo pasado, en el que tener un hijo fuera del matrimonio era un deshonor y en el que las mujeres no tenían poder de decisión sobre este tipo de asuntos, el St. Margaret les ofrecía una solución: las chicas podían pasar allí el embarazo, dar a luz y luego las monjas gestionarían la adopción de los bebés. Tras ello, las madres podrían volver a sus casas como si hubiesen estado de vacaciones. ¡Ja!

Quizás había instituciones que se limitaban a esto y que trataban bien a las chicas pero había otras –que han salido a la luz- que las trataban como si fueran apestadas. Las obligaban a trabajar en una situación casi de esclavitud, apenas les daban de comer y, por supuesto, nada de los cuidados mínimos que requiere cualquier embarazada. Y aún cosas peores. de todo esto nos habla esta novela y lo va a hacer en dos planos: la historia real que vive Ivy y una niña pequeña llamada Elvira y la investigación que en la actualidad realiza la periodista Samantha.

Las dos tramas, presente y pasado, se van entrelazando continuamente. Normalmente es una carta o un extracto de una carta que Sam lee en el presente, la que da pie a la respectiva escena del pasado. Por eso, el lector irá siempre un paso por delante de Sam y, al menos en mi caso, podrá atar cabos antes de que lo haga ella.

La historia es dura, no lo voy a negar. La crueldad con la que las monjas tratan a Ivy y a las demás pone los pelos de punta. La actuación del sacerdote que mandaba allí a las chicas es para darle un par de sopapos. Siempre he pensado que ciertas personas tienen un plus de culpabilidad en situaciones como éstas: sacerdotes, monjas, médicos, profesores, policías…, personas que, supuestamente, deben protegernos. Ni poniéndome en la mentalidad de la época puedo entender como unas monjas que, supuestamente, deberían ser seres tiernos y hacedores del bien puedan ser tan crueles. Por mucho que para ellas esas chicas fueran unas viles pecadoras. Poniéndome en situación, puedo llegar a entender que no tratasen bien a las mujeres pero, ¿a los recién nacidos? Eso no me cabe en la cabeza. Pero, como dice un personaje y recalca la autora en la nota final, no eran los únicos culpables: las chicas no hubieran ido a esos lugares si no hubiese sido por la connivencia de médicos, sacerdotes y, peor aún, los propios padres. ¿Cómo se puede mandar a tu hija a un lugar como éste para que se desprenda de tu nieto? Para mí es totalmente inconcebible.

En fin, como veis, la historia es de esas que se te meten dentro. Dura pero muy bonita. Y más bonita aún según va avanzando. Durante la primera parte, pensando ya en esta reseña, me parecía que le iba a dar tres estrellas (entre otras cosas porque hay que decir que tiene fallos de corrección y/o traducción, que no han mermado mi placer lector pero sí que lo han afeado un poco); pero, entrada en la segunda mitad, la novela va a más, cada vez a más, complicándose, enredándose y dándome más de lo que me había esperado. Y es que la última parte es realmente potente; se van descubriendo cada vez más horrores, se va dando explicación a los interrogantes que iban surgiendo y todo acaba en un final redondo.

Conclusión final

Me ha gustado mucho “La chica de la carta”. Una novela que te implica y te hace pensar. Una novela en la que odiarás profundamente a algunos personajes y que te emocionará en algunas escenas. Recomendable.

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Ivy Jenkins es una adolescente que en 1956 se queda embarazada. Su familia la ingresa en el St. Margaret, una institución regentada por monjas en la que acogen a jóvenes embarazadas para una vez que dan a luz, dan en adopción al bebé a otras familias.

En el presente, Samantha Harper es una periodista y encuentra una carta del pasado relacionada con Ivy Jenkins, por lo que decide investigar hasta verse totalmente involucrada en esa historia del pasado.

"La chica de la carta" es una de esas novelas que tienen un comienzo del que podemos llamar potente. Lo primero que puede leerse es una carta desgarradora escrita por Ivy Jenkins en 1959 a una niña. El final del capítulo es lo que va a enganchar al lector irremediablemente, ya que la tensión y el misterio están presentes en todo el capítulo.

"La chica de la carta" trata un tema bastante espinoso y es la adopción ilegal y camuflada por instituciones religiosas, de niños, hijos de madres solteras, todas menores de edad. Aunque es ficción, es de sobra sabido que este tema ha sido realidad.

El St. Margaret es una institución regentada por monjas. Allí son enviadas las chicas que han deshonrado el honor de sus familias al quedarse embarazadas siendo solteras. Una de esas chicas es Ivy Jenkins. Ella tiene la esperanza de poder quedarse con su hijo una vez que nazca, pero la verdadera intención tanto de la familia como de las propias monjas es que el bebé sea dado en adopción. Allí, en el St. Margaret, Ivy escribe una serie de cartas de amor y de súplica a su gran amor, el padre de su bebé. En ellas, le abre su corazón a su amor, con la esperanza de ser rescatada y poder vivir los tres en familia.

Las escenas que la autora, Emily Gunnis, describe sobre el internado son realmente fuertes. Chicas maltratadas física y psicológicamente, destinadas a trabajar en las labores más duras del internado sin importar lo avanzado de su gestación pone realmente los pelos de punta.

Lo que pasó en aquellos años cincuenta, vamos a ir conociéndolo por partes en las cartas que, más de medio siglo después se encuentra por casualidad Samantha Harper. La curiosidad le hace investigar y le lleva al St. Margaret. Esto va a ser una carrera contra reloj, ya que el edificio va a ser demolido en pocas horas, y entre sus muros aún quedan los vestigios de ese pasado que gritan por salir a la luz más de sesenta años después.

"La chica de la carta" por lo tanto juega con dos líneas temporales básicamente. Pero aun dentro de esas dos líneas, si nos adentramos en el pasado, ahí la autora vuelve a ramificar el tiempo y conoceremos episodios vividos en años pasados por ciertos personajes, lo que ha hecho que tuviera que incrementar la atención y volver atrás al principio del capítulo en cuestión para ver la fecha y centrarme en qué línea temporal me encontraba.

Emily Gunnis ha investigado sobre el tema de los hogares para madres solteras en Reino Unido y ha hablado con familias afectadas en esa época y es escalofriante, sólo pensar en las chicas que eran obligadas a dar en adopción a sus hijos. Y no sólo esto, sino a los abusos a los que eran sometidas, denigrándolas como personas. Todo esto, la autora ha sabido reflejarlo muy bien en esta novela.

La gran protagonista de la historia es Ivy, pero no nos olvidemos de Samantha, que es quien en la actualidad le da voz a Ivy mediante sus cartas. Samantha se verá obligada a investigar qué pasó con Ivy y con su hija recién nacida. Este misterio le traerá problemas, ya que está a punto de sacar a la luz secretos que no convienen ser destapados relacionados con unas muertes de dudoso origen.

En resumen, "La chica de la carta" es una novela en la que el pasado y el presente se unen para descubrir un secreto guardado durante más de sesenta años, dura, emotiva, bien narrada, y que mantiene el misterio y la tensión hasta el final de sus páginas.


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Esta novela de 363 páginas os tendrá enganchados completamente a su historia.

En ella encontraremos dos líneas temporales, la primera es 1959 donde empezará nuestro prólogo y ya nos dejará en ascuas queriendo saber más. La segunda línea está más en la actualidad, 2017.

En la primera línea conoceremos la vida de Ivy, una chica que tras quedar embarazada la mandan a St Margaret, una casa oscura y lóbrega para madres solteras regentada por monjas. Viviremos con ella una vida de penúrias y calamidades de la mano de unas personas que deberían haberla cuidado, desde su madre hasta las monjas que en teoría la custodiaban. Ella es fuerte y tiene un motivo por el que vivir hasta que se lo quitan y caerá en una fuerte depresión, siendo una niña de la casa su único motivo para seguir viviendo.

Por otra parte tenemos a Sam, una mujer que se acaba de separar y tiene una pequeña de 4 años, periodista de profesión aunque le encomiendan trabajos mediocres, hasta que un día su Nana, con la que convive, le entrega unas cartas que encontró en el anticuario del Abuelo las cuales escribió una madre de St Margaret pidiendo que la rescataran de allí.

St Margaret es un lugar en ruinas ahora que le quedan dos días para que sea demolido, por lo que Sam deberá investigar a contrarreloj todas las pistas que van surgiendo a partir de las cartas que encontró.

Una novela llega de secretos, misterios, dolorosa y a la par esperanzadora que nos mantendrá pegados a sus páginas completamente. Iremos viendo como se van entrelazando las dos historias de una manera tan ágil que no nos daremos ni cuenta gracias a la manera de narrar de la escritora.

A pesar que esta historia es ficción ya que ni Ivy ni todos los personajes que salen han existido nunca, recalcar que podría haber sido muy real, que esta es una vida que seguramente alguien vivió ya que era muy típico mandar a las madres solteras a este tipo de casas y que sufrieran lo indecible por haber caído en pecado, saliendo siempre el hombre impune de todo ello y esto las que podían pagar estos lugares…. Es horrible lo que se ha hecho con las mujeres a lo largo de la historia.

Os la recomiendo mucho para que podáis conocer más a este montón de personajes femeninos fuertes y decididos que no os dejaran indiferentes.

Ivy es muy joven cuando queda embaraza y la internan en St. Margaret, una casa para madres solteras, donde no solo la quitarán a su hija sino que sufrirá muchísimo tanto ella como todas las mujeres que internan allí.
Años después Sam, una periodista descubre unas cartas que Ivy le escribió a su novio y dónde describe la crueldad con la que la trataban y todo lo que sufrió a manos de las monjas que llevaban la casa. Sam queda tan impresionada que comienza a investigar la historia sin imaginarse todo lo que hay detrás de esta horrible historia.

Esta historia me ha dejado sin palabras, es muy dura, la crueldad de las monjas es horrible, y lo peor es que antiguamente ocurrían estas cosas de verdad. También los familiares de las chicas se portaban mal al enviarlas allí, pobres chicas.
Me ha encantado Sam, como lucha por saber la verdad, como investiga a contrarreloj para sacar a la luz la historia de Ivy y del St. Margaret.

La historia nos habla de monjas que maltrataban y prácticamente esclavizaban a las jóvenes embarazadas pero no es lo único que ocurría allí, otros secretos más horribles saldrán a la luz también.

Me ha gustado mucho el libro aunque he de reconocer que lo he pasado muy mal porque la historia es muy dura, me ha enganchado desde el principio hasta el final. Esta muy bien escrito, alterna capítulos del pasado con el presente y contados por distintos personajes, los más importantes de la trama.
Es una historia que me ha removido por dentro, que me ha cabreado mucho, he sentido rabia, impotencia, tristeza, vamos que me ha generado un montón de sentimientos.