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En esta última entrega de la trilogía hay más acción que en las anteriores. Marcus Ackerman y Ángela ya son plenamente conscientes de lo que su relación implica, no solo a nivel emocional, sino que también eso pone en jaque a personajes de las altas esferas en las que se mueve el empresario. No es algo a lo que Ángela se pueda acostumbrar fácil. La historia sigue narrada por Ángela y con sus especiales tics a la hora de expresarse, lo que da verosimilitud a toda la narración, desde las primeras líneas hasta este final, y la evolución del personaje queda muy bien definida a lo largo de los tres volúmenes. No pierde ni un ápice de interés, las escenas subidas de tono siguen fluctuando durante toda la trama y demostrando que ambos protagonistas llevan una carga enorme de aprendizaje y empatía con el otro. El final, de broche de oro, no podía ser de otra forma. Ha sido una lectura compartida maravillosa en la que todas las participantes lo hemos pasado fenomenal argumentando, desvariando y leyendo. |
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