Los guardianes

Para los no iniciados como yo, el mundo judicial se muestra como un aburrido y monótono universo de procedimientos y burocracia sin demasiado interés. Sin embargo, John Grisham ha sido capaz de ofrecer a sus lectores una mirada diferente a través de sus “thrillers judiciales”.

Está fuera de toda duda que Grisham conoce muy bien la temática que trata en sus libros, pero no sólo eso: además consigue hacerla accesible al gran público.

Su última novela, Los Guardianes (2020) es un excelente ejemplo. Una historia ágil y entretenida, que mantiene la tensión y el interés en todo momento.

Que nadie espere aburridas escenas en salas de juicios y despachos de abogados. En esta novela hay mucha acción (el protagonista no para de viajar). Además, hay que sumar otro ingrediente interesante: la tremenda historia que se cuenta está inspirada en hechos reales.

INOCENTES EN PRISIÓN
Hace veinte años, en la pequeña ciudad de Seabrook (Florida), un joven abogado de éxito llamado Keith Russo fue hallado asesinado a tiros en su despacho. No hubo pistas, ni testigos. Ni siquiera un móvil aparente. Sin embargo, la policía del condado señaló a Quincy Miller, un joven negro antiguo cliente de Russo, como autor del crimen.

Quincy fue juzgado y condenado. Ha pasado dos décadas en el corredor de la muerte, clamando por su inocencia. Desesperado y sin más recursos, implora la ayuda del Ministerio de los Guardianes

¿Quiénes son “Los Guardianes”? Se trata de una especie de ONG donde un puñado de abogados idealistas lucha para exonerar a presos condenados a muerte de forma injusta. El líder de esta organización es Cullen Post, nuestro protagonista.

Post, tenaz e incansable, indagará el caso de Quincy Miller para acabar descubriendo numerosas irregularidades en la investigación como en el juicio. Deshacer la trama con la ayuda de sus colaboradores no es tarea fácil, sobre todo cuando descubren que se enfrentan a poderosos enemigos.

The Guardians es una novela de casi 400 páginas que se lee en un suspiro. Los episodios son breves, la tensión va in crescendo y el estilo narrativo es fresco y ameno. Grisham emplea los tecnicismos justos para no apabullar al lector y dibuja bien los personajes, sin profundizar en sus personalidades más allá de lo necesario. Todo se supedita al ritmo narrativo. Y la fórmula funciona.

Miller, el inocente en prisión, es el protagonista pasivo: todo gira en torno a su caso. Pero sin duda es Post el protagonista activo, con su alzacuellos de quita y pon, sus comidas frugales y sus moteles baratos. Un tipo singular y sencillo. Sus principios éticos son sólidos Tanto él como su equipo trabajan gratis et amore), pero no duda en “ensuciarse las manos” o mentir cuando es necesario, todo en pro de una causa mayor.

También hay espacio en Los Guardianes para ciertas reflexiones sobre los problemas de Estados Unidos en asuntos como el racismo o el sistema penitenciario, que tan bien parece conocer el autor:

“En la América blanca, las cárceles son buenos lugares donde los malos pagan por sus crímenes. En la América negra, se utilizan con demasiada frecuencia como almacenes para mantener a las minorías fuera de las calles.”

Por último, debo comentar que me ha resultado muy interesante el retrato social que pinta Grisham de fondo. A través de los largos viajes por carretera de Post por las carreteras de Alabama, Florida y Georgia (y también Idaho en un momento dado), conocemos los detalles de la realidad social de un país tan fascinante como Estados Unidos y sus gentes. Una nación admirable y detestable casi a partes iguales. No es el tema central de la novela, aunque de alguna manera sí esta relacionado con él.
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