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El libro empieza con Pete Banning, un granjero que acabó siendo condecorado en la guerra y que, un día y sin esperarlo nadie, mata a un reverendo muy querido por su comunidad. Tras eso, el libro narra todo lo que pasa después, cuando le detienen y él solo dice a todo el mundo "no tengo nada que decir" Te esperas que algo gordo habrá ocurrido para matar a alguien que en apariencia es bueno, pero nadie consigue sacarle una palabra. Su mujer está encerrada en un psiquiátrico, sus hijos viven a muchos kilómetros de distancia y su hermana queda destrozada por toda esta situación tan desconcertante. Las partes del presente enganchan, te hacen querer leer más y más para saber porqué el soldado mató a sangre fría y de forma premeditada al reverendo. A la mitad del libro vuelve al pasado, para contar toda la vida de Pete en su juventud, en su matrimonio, sus hijos y en la guerra. Esta parte se me hizo más pesada, porque era más lenta y mas centrada en la lucha y en la historia. Por último vuelve a la actualidad y descubrimos todo lo que ocurre con Pete, con sus familiares y el porqué del asesinato. Esto me ha dejado "meh" Es decir, tras gustarme mucho el libro, descubrir un final que aunque no me esperaba, no fue un final que me asombrara tras mas de 500 páginas esperando el final. Es un libro que recomiendo, eso sí, no vayáis con expectativas de un final asombroso y donde se descubra un porqué....porque quizás entonces os decepcione, mejor ir con la mente sin esperar nada. Leeré más libros de este autor porque me ha gustado mucho como escribe. |
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