Iqbal Masih. Lágrimas, sorpresas y coraje

El camino que he recorrido es solo el mío, pero la dirección en la que voy para que los demás y yo seamos libres también puede ser la que sigas tú.

La confianza se adquiere cuando uno trata a los demás como le gustaría que lo trataran a él. Y entonces descubres que ellos empiezan a hacer lo mismo. Entonces ya puedes confiar. Es así, confía en mí.

Por muy agotado que estuvieran, si le pedías que prestase atención, lo hacía. Iqbal sabía escuchar. Seguro que por haber escuchado tanto fue capaz de que tanta gente lo escuchara.

"Nunca dejó de pensar que podía tener una vida mejor. Gracias a eso pudo salir del abismo en el que se encontraba. Gracias a eso y gracias a la ayuda de los demás"

"Por un lado, me encontré con que había pocos que tenían mucho y muchos que tenían poco. Por otro, descubrí que los que más tenían eran los que más temían pedrerlo, y los que tenían menos o nada eran los que más apreciaban cualquier ganancia, por pequeña que fuera"

"Todos los hombres son libres al nacer y nadie tiene derecho a someter a sus semejantes"
"El trabajo es hermoso cuando nos ayuda a expresar lo mejor de nosotros y mostrarlo a los demás"
"Cuando uno no tiene nada, ni siquiera su libertad, hay poco que perder y mucho que ganar"

¿Por qué los buenos días duran tan poco y los malos tanto? ¿Por qué los buenos días son tan pocos y los malos tantos?

Quería saber su secreto. Me dijo que no había ningún secreto, que simplemente había aprendido a sacar partido de sus debilidades. Añadió que cuando aceptas tus debilidades y confías en ellas, eres capaz de romper una piedra con un huevo.

Lo que a ti te extraña es corriente para mi vecino y el vecino de su vecino. Lo que a ti te espanta es mejor que el estómago vacío. Las reglas que consideras injustas son las que yo, mi vecino y el vecino de su vecino debemos seguir, las mismas que no podemos incumplir. Si tenía otra alternativa, no la vi. Si la había, nadie me la enseñó.

Aquí dentro aprendí lo que esta bien y lo que esta mal. Eso no da la felicidad, pero sí seguridad. Da igual, "Felicidad" es otra palabra que no entiendo. Si escribiera libros, entendería de palabras. Si pintase cuadros, reconocería la belleza. Si fuera un juez, buscaría la justicia. Pero qué voy a saber yo de palabras, belleza y justicia. El techo del taller es mi cielo; un telar, mi compañero; los castigos de Arshad, todo lo que temo; un día para descansar, mi único deseo.