Ni en sus más atrevidos sueños había imaginado que llegaría tan lejos con aquella joven inexperta en lo que solo era un entretenimiento pasajero. Oh, claro que sabía que esa noche la haría disfrutar y que la invitaría a descubrir nuevos placeres, pero no había contado con que él se dejaría arrastrar, ni tan lejos. Demasiado lejos.
[...] Una cosa era juguetear un poco, experimentar, vivir un puñado de instantes deliciosos... pero aquello estaba mal. Él no tenía intención de pedir su mano, e intuía que ella era consciente de ese hecho. Podía haberla arruinado para siempre, podría haberlos arruinado a ambos.