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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
28 November 2017
Allá por el mes de marzo os traje la primera novela protagonizada por la honorable Phryne Fisher, Una detective inesperada, y que como su propio nombre indica, contaba los primeros pinitos de Phryne como detective privado, siendo la ambientación en la australiana ciudad de Melbourne de los años 20 lo que la diferenciaba de otras series o sagas de este estilo... bueno, eso y la personalidad de su protagonista, poco habitual para la época en la que se desarrollan estas novelas.

Hoy os traigo la segunda parte de la serie, Un misterio de altos vuelos, publicada por Siruela hace unos meses. Antes de entrar en materia sobre los casos que se le presentan a Phryne en esta novela, lo primordial es conocerla a ella, así que voy a hacer algo que no me gusta hacer pero es que no quiero repetirme. Os cito mi descripción del personaje en Una detective inesperada y, una vez recordada cómo es Phryne, comenzamos :)

"La premisa era sencilla: una adinerada y glamourosa (muy glamourosa) dama de la alta sociedad de Melbourne se reconvertía en detective, al tiempo que se nos mostraba cómo era la Australia de finales de los años 20 de la mano de una mujer muy poco convencional (y muy adelantada) para su época [...] define muy bien ante qué tipo de personaje estamos: aventurera, inquieta, valiente, hace lo que quiere cuando quiere, inteligente, muy incisiva, intuitiva e independiente, y no hay nada que se le ponga por delante a lo que no encuentre manera de sortear y enfrentarse"

Ambientada en 1928, en esta novela Phryne ya ha decidido dedicarse oficial y profesionalmente a ser detective privado. Sus clientes quedan siempre satisfechos y la recomiendan, con lo que no hacen más que entrarle nuevos casos. Dos serán los misterios que tenga que resolver en estas páginas. Por un lado, una mujer contrata a Phryne porque teme que su marido muera a manos del hijo de ambos. Este hijo, Bill, es piloto y tiene una escuela para aprender a volar, pero las cosas no marchan bien, necesita dinero y su padre se niega a dárselo. A Phryne, que también pilota y además es una experta (por si no os habíais dado cuenta, no hay nada que se le resista), le apasiona el tema.

El otro misterio le surge precisamente al aceptar el caso anterior. Una niña de 6 años, Candida, hija de un piloto ganador de la lotería pocos meses antes, ha sido secuestrada. al principio este caso ocupa muy pocas páginas en comparación con el caso principal, pero sabes que de un modo u otro es importante y que pronto cobrará el protagonismo que merece, cosa que sucede hacia la mitad del libro. Nada más allá de esto puedo decir sobre ninguno de los dos casos, salvo que Phryne es quien lleva el peso absoluto de las investigaciones. La policía no pinta nada en estas tramas.

Las historias de Phryne siempre alternan la parte detectivesca con una parte más personal. En este libro deja de vivir en el hotel en el que residía desde la primera novela para mudarse a una casa, elegida por el único motivo de que ocupa el número 221 en su calle correspondiente (al que ella añade una B, para quien guste de los guiños Holmesianos); también contrata al matrimonio Butler para los puestos de mayordomo y ama de llaves/cocinera, y tenemos por supuesto al amante (o amantes) que no falta(n) en cada una de sus historias (Phryne Fisher es lo que podría llamarse muy promiscua y liberal para la época, y hombre atractivo que se le pone por delante, ocupante para su cama asegurado).

Esta reseña me va a salir (de verdad de la buena) bastante más cortita de lo habitual (¡por fin!, diréis vosotros xD) porque las aventuras detectivescas de Phryne Fisher no dan para desmenuzar ni profundizar mucho. Son novelas ligeras que se leen rápido y fácil, ideales para intercalar con lecturas más sesudas o que requieren más esfuerzo por parte del lector. Son muy blancas, y en estilo se acercan mucho más a las novelas de la Golden Age, época en la que precisamente se ambienta la historia, que a una novela de misterio contemporánea. Quien busque algo tipo thriller o novela negra, que ni lo intente. Y un aspecto a tener en cuenta es que la autora hace recaer gran parte de la fuerza narrativa en la arrolladora personalidad de su protagonista: si Phryne te cae bien, te gustarán los libros. Si no congenias con ella y la ves un poco demasié, no sé yo...

Tal y como comentaba antes, sobre los casos que tiene que investigar no se puede (ni debe) hablar mucho si no se quiere destripar más de la cuenta, y en un libro de este tipo hacer eso es pecado mortal. Sí que tengo que resaltar que, para enriquecer la narración, Greeenwood nunca deja pasar la oportunidad de meter pinceladas de la vida social de los años 20 en Melbourne; en este caso es el ambiente bohemio artístico el que tiene mucho protagonismo, y poco tiene que envidiar al parisino de la Belle Époque.

Una curiosidad para los que hemos visto la serie de TV basada en estas novelas. A no ser que me falle mucho la memoria, este libro no fue adaptado en la serie; se lo saltaron y el segundo capítulo realmente correspondía al tercer libro (y tampoco lo adaptaron más adelante en ninguna de las tres temporadas). Otra curiosidad: Jack Robinson protagoniza una pírrica escena en toda la historia... ¡una! Estoy sufriendo mucho por su escasa presencia en los libros. Jack, ¿dónde estás? ¿Cuándo empiezas a ser protagonista? ¿O no lo eres nunca y se lo han inventado todo en la serie? Vivo sin vivir en mí :((

Termino. Esta segunda novela de la serie es de momento la última publicada por Siruela. Cruzo los dedos para ver prontito anunciado Murder on the Ballarat train y que la edición de esta serie de libros (que aunque parezcan actuales realmente comenzaron a publicarse a finales de los 80-principios de los 90) no se quede en el mero intento, que ya sabéis que se me da genial pedir ediciones, traducciones... es un don :)
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