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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
04 December 2020
Nerd es un concepto descriptivo que se usa peyorativamente para encuadrar en él a un tipo de personas apasionadas por diversas temáticas: literatura, ciencia ficción, ciencia y tecnología, etc... Casi siempre se les describe como tímidos, extravagantes y poco atractivos, pero este estereotipo puede ser perfectamente redefinido. Tal y como nos comenta John Green, a los nerds también les está permitido amar las cosas, saltar de arriba hacia abajo... no les supone un insulto en absoluto que la gente les llame empollones por gustarles esas cosas.

En El Teorema Katherine, John Green nos narra la "larga vida" de Colin Singleton; con tan solo diecisiete años no ha desperdiciado el tiempo y, gracias a sus excelentes capacidades y al empuje de sus padres, ha alcanzado las más altas cotas en diversas áreas de conocimiento: idiomas ("manejo bastante bien once: alemán, francés, latín, griego, holandés, árabe, español, ruso..."), matemáticas, anagramas, historia, literatura...

A pesar de todas estas aptitudes, Colin es un adolescente con todas las dudas, inquietudes y sentimientos típicos de los adolescentes. Aunque sea un niño prodigio no deja de tratarse de un "ser humano" que está atravesando una etapa de su vida crucial e inestable, al igual que millones de adolescentes en el mundo. A priori, la búsqueda incesante del reconocimiento de su individualidad y su integración en la sociedad pueden parecer contradictoria, pero no lo es tanto. Por decirlo de algún modo, todos estos elementos forman parte de nosotros, independientemente de los años o conocimientos que tengamos, pero en la adolescencia todas estas emociones se amplifican y, cuando se refieren a personas tan sensibles e inteligentes como nuestros protagonistas, se intensifican muchísimo más.

En el caso de Colin, sus espléndidas habilidades son las herramientas de las que dispone para poder sobrellevar este periodo de su vida. Por eso, cuando sufre un desengaño amoroso con Katherine XIX, inevitablemente recurre a sus conocimientos, entre los cuales encontramos las matemáticas y los anagramas. Esta salida, que a algunos nos puede resultar harto compleja e inverosímil, para él representa un escape y la comprensión de sus problemas y desengaños. Unos canalizaríamos estos problemas y desengaños a través del deporte, otros con el chocolate y los helados, pero ¿quien dice que las matemáticas no nos pueden ayudar a superar ciertos aspectos de nuestra vida? Seguramente nos despejarían la mente con su asepsia lógica, ayudándonos a concentrarnos y abstrayéndonos de la realidad que nos envuelve. Puede que, incluso para cuando hubiésemos resuelto los problemas planteados, ya no recordásemos el motivo por el que habíamos recurrido a ellas.

Una vez tomada la decisión de realizar el viaje, no se encuentra solo en este peregrinaje; le acompañan su amigo Hassan, con quien comparte inquietudes, juegos y reflexiones, y Lindsay, una chica inteligente con sus propias neuras y complejos no superados. Ambos, cada uno a su manera, apoyan y ayudan a Colin a superar esta difícil e inestable etapa, pues, tal y como John Green se esfuerza en hacernos ver a lo largo de la narración, no por ser adolescente se deja de ser una persona culta, madura, inquieta, razonable, crítica, inteligente o romántica, por nombrar alguna de las cualidades que poseen nuestros protagonistas. Si, además, toda esta historia esta impregnada de un humor irónico, inteligente y sutil, que más se puede pedir.

A mi juicio, esta novela no solo va dirigida a un público adolescente; aunque sus protagonistas lo sean, no debería ser catalogada como una "novela juvenil", porque sus vivencias, experiencias, argumentos y escenarios, entre otros elementos que componen la novela, pueden interesar tanto a una persona adolescente como a una persona más adulta.

En definitiva, los adolescentes no pertenecen a sociedades cerradas ni son mundos aparte, sino que forman parte activa de nuestra sociedad, demostrándonos cada día que pueden ser más inteligentes y maduros que algunos que dejamos atrás la adolescencia hace unos cuantos años. Me he sentido muy identificada con Colin. No tengo sus capacidades, pero sí soy una lectora empedernida e inquieta; la cultura y el conocimiento, en todas sus versiones, son algo fascinante y adictivo. Cuanto más tomo, más quiero. Esto puede justificar de algún modo que el personaje no me haya parecido tan marciano y fuera de lugar; más bien al contrario, pues a lo largo de la lectura me ha encantado descubrir que compartíamos diversas lecturas y opiniones.
Enlace: http://inquilinasnetherfield..
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