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Crítica de cebazzano


cebazzano
15 November 2018
"Al fin y al cabo no existe la historia; no hay más que la descripción de la vida." (Ralph Waldo Emerson).

Pocas veces me encontré con un libro que me haya apasionado tanto como esta magnífica obra de Robert Graves que he tenido el gusto y el placer de leer, lo que resulta inaceptable es que este maravilloso libro haya quedado tanto tiempo relegado en mi estantería sin que le prestara la atención que se merece. Desde siempre, cuando escuchaba hablar de ficción histórica (o novela histórica) recuerdo haber oído hablar sobre un Señor Libro titulado Yo, Claudio, que era, según decían un deleite. Lo encontré en una librería, lo compré y ahí quedó olvidado en mi estantería, hasta que este año impulsado por el disfrute que me produjo la lectura de la novela Juliano el Apóstata de Gore Vidal, libro que el mismo autor reconoce estar escrito tomando como referencia al de Robert Graves, resolví desempolvarlo y leerlo. No pude haber tomado una mejor decisión al respecto.

En esta magnífica novela Robert Graves nos traslada a la primera época del Imperio Romano, si bien el inicios de la época imperial ya han pasado, estamos en el germen de aquello que llegó a ser el mismo con posterioridad. Claudio, relegado por la familia a un segundo plano a causa de su cojera y su tartamudeo, se toma el trabajo de contarnos su vida, desde su nacimiento hasta el momento en que, inesperadamente, es elevado al trono imperial. Robert Graves se sirve así de una voz autorizada, al tratarse de un testigo de primera mano, para relatarnos los avatares y pormenores de los reinados de Augusto, Tiberio y Calígula, relatándonos tanto la situación general y política del imperio (a veces con demasiados detalles), los pormenores de la vida doméstica y sus quehaceres personales.

En este punto debo señalar que no han de confundirse las cosas. Esta es una novela no una obra histórica, pero ello no impidió a Robert Graves documentarse exhaustivamente para escribir tanto esta obra como su secuela, por ello debe entenderse que ciertos hechos pudieran ser ficticios. En puridad, salvo por las crónicas que han sobrevivido de ese tiempo, no tenemos forma de conocer muchas cosas, imagínense si ya resulta difícil la escritura de un libro bien documentado sobre eventos ocurridos cincuenta años atrás cuanto más lo será respecto a una época tan remota como la del Imperio Romano. Así pues, el diario del emperador Claudio, es en realidad una construcción maravillosa derivada de la imaginación portentosa de Robert Graves y del hábil trabajo de documentación que éste realizó.

Aunado a lo expuesto al final del párrafo anterior he de decir que, si bien esta es una obra de ficción y muchos hechos pueden ser ficticios, el autor nos los relata con altas dosis de realismo, ya que mucho de lo expuesto ha sido corroborado en otras excelentes obras de no ficción, como la biografía de Augusto escrita por Anthony Everitt (Augusto: el primer emperador, reseña aquí), como ser por ejemplo, el divorcio de Tiberio y Vipsania y el hecho de que éste siguiera enamorado de la misma mucho después de su divorcio y el exilio voluntario de éste.

Resulta extraordinaria la habilidad de Graves para trabajar con datos históricos y sobreponerlos a los ficticios, para trabajar el carácter y la complejidad de cada personaje (si bien ya contaba con apoyo de obras históricas para tal menester) y, por sobre todo, para relatar evento tras evento en un libro de casi 600 páginas sin abrumar con la cantidad de datos, ni aburrir tan solo un instante. Ciertamente loor a quien loor se merese: Robert Graves fue portento.

Por otra parte, la caracterización de Claudio es magnífica, su personalidad es tan rica, tan compleja, y todo ello está tan bien trabajado que incluso nosotros que vivimos 2000 años después, tras leer este libro podemos decir que conocemos a Claudio como quien lo ha tratado toda la vida. Más allá de la historia del Imperio Romano que se nos cuenta, considero que Claudio es un ejemplo de perseverancia y superación de las adversidades. Su cojera, su tartamudez, el desprecio de su familia que lo consideraba un ser abyecto, afectado de epilepsia, las burlas hacia su persona de parte de su propia madre cuando no era más que un niño, no le impidieron llegar a ser un estudiante brillante, un gran estadista, un buen estratega militar, y un emperador razonablemente bueno, las fuentes que he consultado le reconocen diversos logros al frente de la administración de un estado tan colosal como lo era el romano. Si dejamos de lado su azarosa vida privada (se casó en cuatro ocasiones), puede decirse que fue un buen gobernante, mejor que muchos de la actualidad.

En ciertas partes he de decir el libro se torna un tanto pesado y la lectura cansa un poquito, pero no me malentiendan, de ninguna manera resulta aburrida, sino que en partes pareciera como que estamos leyendo una antigua crónica repleta de detalles y nombres más que el relato de los hechos acontecidos, pero pienso que es parte de la riqueza de la obra. Como soy un romanófilo empedernido esta obra me permitió conocer más de cerca a un emperador del que siempre había oído hablar bien, ahora iré en busca de buenas obras de no ficción acerca del mismo a fin de profundizar dicho conocimiento.

Más allá de todo, es la primera vez que veo a un emperador romano retratado como un simple ser humano, olvidado, relegado, afectado de diversas taras y sin ese carácter todopoderoso con que la figura sería tratada a posteriori, Gore Vidal procede de manera similar con Juliano, pero el mismo exagera ciertas habilidades de su personaje, lo magnifica en ciertos puntos y da a entender que estaba destinado a reinar y por ello todos los caminos se le abrían. No sucedió eso con Claudio a quien su fama de "tonto" le evitó la muerte y llegó a emperador muy a su pesar. Por todo eso, empaticé con Claudio como no lo hice con ningún otro emperador.

¿Quieren conocer como era la vida cotidiana en los primeros tiempos del Imperio? Den una oportunidad a este libro y permitan que Robert Graves y Claudio los guíen en los entresijos del poder romano, conocerán de primera mano las conspiraciones, las tramas ocultas y todo aquello que sucedía de puertas para adentro. Si gustan de la novela histórica este libro, que ha venido a ser un verdadero clásico del siglo XX, es imprescindible.

Lectura altamente recomendada.
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