La mayoría de los hombres - tal es mi experiencia - no son ni virtuosos ni pillastres, ni buenos ni malos. Son un poco de una cosa y un poco de otra, y, durante mucho tiempo, nada: innobles mediocridades.
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La mayoría de los hombres - tal es mi experiencia - no son ni virtuosos ni pillastres, ni buenos ni malos. Son un poco de una cosa y un poco de otra, y, durante mucho tiempo, nada: innobles mediocridades.
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¿A quien baila Raquel en la fiesta en la casa de los hidalgo?