Yo soy el río

"Yo soy el río" es una novela ambientada en la guerra de Vietnam, sin embargo, no es una novela bélica. Tiene momentos que rozan lo inexplicable y curiosamente tampoco se trata de una historia de terror. Pero puedo deciros que me atrapo desde la primera página. Se mueve entre varios géneros, la sientes poderosa, extraña y embriagadora. Una narración que fluye como el subconsciente, como susurrado a través del velo, lo grotesco es de alguna manera atractivo en esta historia exquisitamente elaborada.

No es lo perfecto lo que recordamos, sino lo imperfecto. Conoceremos a nuestro protagonista, un afroamericano llamado Isreal Broussard, atormentado por él mismo. Han pasado ya cinco años de la guerra del Vietnam, ahora es un ex soldado que sigue malviviendo en Bangkok. Alcohol, drogas, busca dejar atrás aquellos momentos dentro de la selva, pero algo sobrenatural lo acecha ¿es real?

Un hombre incapaz de olvidar los que fueron los últimos días de una guerra, tachado de cobarde por un acto que no realizó fue reclutado por Chapel Angie, junto a otros soldados problemáticos para llevar a cabo una misión secreta detrás de las líneas enemigas, por la peor arma jamás creada por el hombre, el propio terror. Pero la misión no saldrá como se esperaba, lo que ocurra esa noche en Laos, le tocará revivirlo noche tras noche en sus pesadillas. El lector queda cautivo por su trágica historia.

Novela donde la naturaleza posee toda la gloria atávica que el ser humano aún no ha logrado desentrañar. Un ambiente y atmósfera malsanos que logran impregnar al lector con el aroma húmedo y poderosamente fragante de la selva y todo aquello que oculta y lo que a veces decide mostrar. Locaciones espectrales, dolores encarnados en forma de recuerdos fragmentados de un lugar que lleva hacia un viaje alucinatorio, un periplo que abrirá heridas y también la mente de nuestro protagonista. Grau maneja hábilmente esta intensa trama a través de continentes y culturas. Ritmo rápido, brillante y bien elaborado, este es un trabajo que no se olvidará fácilmente. Escarba en esa guerra a veces con toques surrealistas enseñándonos las consecuencias que deja, los traumas no solo en el cuerpo, también en lo más profundo de las personas.

Estamos en dominios donde el hombre y su endeble consciencia se hunden en el légamo ponzoñoso de una realidad que le es ajena, hostil, adversa.

Narración que a veces cambia de tiempo y espacio, escrita con mucha fuerza, aunque hay momentos que se sienten oníricos. Una novela que trata sobre los horrores de la guerra y por ende del alma... no hay buenos y malos. Estamos en ese limbo donde las ansias del hombre quedan sepultadas por el poder subyugante de esa tragedia de matar para que no te maten.

Pesadillas horribles, su cama hundiéndose en un pantano o una bolsa de plástico cubriendo su cabeza, pero lo peor de todo es eso que le siguió desde el interior de la selva, como si de cierta manifestación sobrenatural se tratara.

Los diálogos son duros y hermosos sobre todo con ese hombre sin rango llamado Chapel que los llevó a la locura. Entiendes que el honor es sólo un concepto... que no todos comparten, y la muerte es siempre la gran igualadora, ella no distingue entre héroes y cobardes... a todos los juzga por igual.

Es conmovedor ese encuentro de nuevo entre los dos, él y Chapel sincerándose.

Un final tremendamente emotivo repleto de simbología.

He quedado completamente fascinada, la pluma de este autor ya es digna de los grandes maestros de la literatura.

Haceros un favor y leer este increíble libro.