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Crítica de lourdesmateo88


lourdesmateo88
08 September 2020
La madre de Frankenstein es la quinta novela de la serie Episodios de una guerra interminable, que como las anteriores está basada en un hecho real. Aunque forme parte de una serie se pueden leer por separado sin ningún problema.

Ambientada en el manicomio de mujeres de Ciempozuelos en la década de los 50, describe la vida de la España de aquella época en un ambiente de represión bajo la dictadura de Franco. En esta ocasión, como en las anteriores, también mezcla una serie de personajes reales con los ficticios para narrarnos una estupenda historia y mostrarnos una sociedad llena de prejuicios, donde la moral y la iglesia estaban por encima de todos, al menos de los pobres y de los nos adictos al régimen. La historia nos la cuentan los tres protagonistas principales, así conoceremos lo ocurrido y lo que piensa cada uno. En cada capítulo uno de los tres nos narrará una parte de su historia. Los protagonistas son: Germán Velázquez, Aurora Rodríguez Carballeira y María Castejón.

Germán Velázquez es psiquiatra, al igual que su padre. al terminar la guerra civil y con la derrota de la República tiene que exiliarse y marchar a Suiza donde estudiará con el profesor Samuel Goldstein viejo amigo de su padre y que será además su tutor. Conseguirá trabajar con una prestigiosa clínica privada de Berna hasta que a finales de 1953 el director del manicomio de mujeres de Ciempozuelos, José Luis Robles, le convence para que vuelva a España y ponga en marcha un nuevo tratamiento con un fármaco experimental con el que está logrando grandes avances en su hospital con los enfermos esquizofrénicos. Y allí es donde conoce a las otras dos narradoras.

España no era Suiza y nadie me había obligado a volver. Lo que había encontrado era lo que había, un país fracturado, fragmentado, donde nadie era libre en absoluto, ni siquiera para enamorarse fuera del carril social al que estaba asignado desde su nacimiento.

Aurora Rodríguez Carballeira es un personaje real. Nació en 1879, rica, de buena familia y extremadamente inteligente, autodidacta, y paranoica. En 1933 mató a su hija de 18 años, Hildegart Rodríguez de cuatro disparos en la cabeza mientras dormía, convirtiéndose en la parricida más famosa de la historia de España. Fue juzgada y condenada por su crimen y desde finales de 1935 hasta su muerte permaneció en el manicomio de mujeres de Ciempozuelos. Hildegart fue educada en casa por su madre y desde muy temprano demostró tener una extraordinaria inteligencia, a los 18 años ya era abogada, escribió libros, artículos y era una influyente líder juvenil, activista feminista y estaba a favor de la eugenesia. En el momento en el que comentó a su madre la intención de irse de casa y realizar una serie de conferencias por el Reino Unido ella sola, su madre la mato. Su historia dio para varios libros y en 1977 Fernando Fernán Gómez dirigió la película Mi hija Hildegart.

Hildegart era mi obra, explicó doña Aurora, y no me salió bien. Tardé demasiado en darme cuenta, pero ahora estoy segura. Todos mis esfuerzos han sido vanos, y después... Lo que he hecho es lo mismo que hace un artista que comprende que se ha equivocado y destruye su obra para empezar de nuevo.

María Castejón es una joven auxiliar de enfermería del manicomio de mujeres de Ciempozuelos. Nació y vivió allí, ya que su abuelo trabajaba de jardinero y siendo niña tuvo mucho contacto con Doña Aurora. le enseñó a leer, a escribir y otras muchas cosas más. Cuando Germán llega para trabajar en el manicomio se encuentra con que la única persona con la que tiene contacto la enferma, que tanto le fascinó cuando la conoció en la consulta de su padre, es una joven que pasa una hora todas las tardes con ella leyéndole, ya que es mayor y se encuentra prácticamente ciega. Germán intentará acercarse a la joven para que le cuente su historia, su relación con la enferma y también conocerla a ella.

María y yo éramos las dos únicas personas de Ciempozuelos que le teníamos cariño a Aurora Rodríguez Carballeira y aún más. Éramos las únicas que la aguantábamos en una comunidad donde tenía una mala fama, de asesina, de egoísta, de altiva, de soberbia, que se había ganado a pulso.


Leer a Almudena Grandes en cualquiera de los episodios de una guerra interminable es una apuesta segura para mí. Me encantan sus novelas, su forma de entrelazar la ficción con la realidad, los personajes reales y los ficticios pero siempre aclarando lo que es fruto de su invención y lo que no. Muy bien documentado todo, como siempre en sus otras novelas y con una estupenda ambientación que te transporta a la época, a esa realidad de la guerra, la posguerra y la represión de la dictadura, de la influencia de la moral y la religión. También se puede apreciar el escaso valor que tenía una mujer en la época, dependiendo de los hombres para todo ya fuera padre, marido o hermano, y el único papel para una mujer respetable y decente era el de esposa y madre.

Además, nuestras internas sólo son mujeres, y qué le voy a contar... Honestamente le digo, si las cuerdas importamos poco, imagínese las locas, ellas son las últimas de todas las filas. ¿Usted sabe cuántas de nuestras internas son esposas de hombres poderosos que consiguieron ingresarlas aquí para quitárselas de en medio, inhabilitarlas y vivir tranquilamente con sus queridas? Aunque no fuera director de un manicomio masculino, una autoridad como Vallejo nunca aprobaría que las mujeres se beneficiaran de la nueva medicación antes que los hombres... ¿Me entiende?

Me sorprendió lo referente a dos conocidos psiquiatras de la dictadura que aparecen, aunque de pasada, y que fueron muy importantes e influyentes en la época. El más conocido y de mayor influencia, Antonio Vallejo-Nájera director del manicomio de hombres de Ciempozuelos, coronel del Ejército Nacional e ideólogo de la eugenesia fascista española, que era considerada un método para mejorar la raza. El otro es Juan José López Ibor, rival y enemigo del anterior y que no consiguió llegar a tener tanto poder como el anterior, pero que se hizo millonario con la práctica privada.

-Mucho gusto- dije al estrechar la mano del ideólogo de la eugenesia fascista española, creador de la teoría de que el marxismo era un gen perverso, intrínsecamente asociado con la inferioridad mental, que debía extirparse a toda costa, fusilando a sus portadores y arrebatándoles a sus hijos recién nacidos para entregarlos a familias intachables, que sabrían neutralizar su pésima herencia genética a través de la adecuada educación religiosa y patriótica.

En La madre de Frankenstein encontraremos crítica y denuncia social de esa época, del abandono al que fueron sometidas las mujeres con problemas psiquiátricos, sin valor alguno para los hombres que tenían todo el poder.

La madre de Frankenstein es una interesante y excelente novela histórica de los episodios de una guerra interminable de Almudena Grandes, que es una gran escritora y una de mis favoritas.

Enlace: https://lasmilyunahistoriasd..
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