Maravillosa colección de cuentos que giran en torno al imperio más vasto que nunca existió. A través de sus historias, descubrimos la grandeza y lo impresionante de este imperio: de un emperador que construye una ciudad para su amante; un asesino exiliado que provoca inesperados cambios en el imperio; una chica de clase baja que termina siendo una de las mejores emperatrices; un chico que nace en medio de la decadencia y refunda el imperio. En sí, estas historias son cautivantes: pero el trasfondo, el world building que crea la historia es impresionante. Porque lo vemos a través de diversos personajes, en diversos momentos: pero también nos damos cuenta en lo que no pasa exactamente: en las rememoraciones, en las historias que se cuentan. Porque un elemento muy importante del libro, que lo hace sensacional, es su narración: a través de contadores de cuentos o archivistas, que recuerdan y transmiten la historia del imperio. Conocemos lo que fue, lo que es y lo que será del imperio. Y es que a través de sus páginas conocemos habitantes pueblerinos, emperadores, soldados, fugitivos, mercaderes y criados; pero también conocemos de manera íntima sus paisajes, sus montañas, sus ríos. Vemos guerras, traiciones, sucesiones dinásticas, profecías, rituales y sus actividades de ocio. Maneja una variedad de temas que se refieren no solamente a lo que significa gobernar un imperio, sino también lo que significa vivir bajo uno. Y a través de esta historia tan fantástica, Angélica dice mucho de la naturaleza humana, de las dinámicas de poder que hay entre las personas, de los valores que tenemos y en última instancia de lo pequeños que somos los humanos individualmente. Y no lo digo como algo negativo, al contrario: a través de sus páginas demuestra que podemos trascender a través de acciones extraordinarios, como nuestra compasión o bondad. Es una lectura muy esperanzadora que abraza el corazón. La razón por la que no le doy cinco estrellas es que es un libro de cuentos: al no estar narrado de forma constantemente lineal, con acontecimientos que fueran construyendo una historia, perdía un poco el interés. Y soy consciente de que eso es problema mío, pues al abordar este libro como cuentos, Angélica logra abordar atemporalmente este imperio, dar saltos y dejarnos ver más la grandeza de ese territorio. Me quedo con la noción de lo gigantesco y vasto que es este imperio: con todas las historias que no se contaron pero que sin duda tomaron parte bajos estos territorios. |