En "Apegos Feroces", adquiría protagonismo la ciudad de Nueva York, la propia vida de Vivian en la alternancia entre el pasado y el presente. Pero un personaje brillaba por encima del resto: su madre. En el libro que nos ocupa, Nueva York sigue adquiriendo la misma importancia; también se da una alternancia entre hechos pasados y presentes; pero pierde protagonismo su madre en favor de su mejor amigo: Leonard, con el que en citas semanales y llamadas de teléfono; comparte confidencias e intercambios de pareceres sobre temas muy diversos. Vivian continúa con su aguda visión en torno a temas muy diversos; pero principalmente en los asuntos esenciales de la vida: la convivencia y la amistad en una ciudad cosmopolita como Nueva York, la soledad, el paso del tiempo. Todo el libro está regado a su vez de un inteligente sentido del humor, que en ocasiones te hace soltar una carcajada y en otras, una amarga sonrisa. |