La bodega

Un libro distinto, respecto de la temática abordada generalmente por el autor.
Pero como todos los demás perfectamente documentada.
El protagonista, apenas un muchacho, decide aceptar una de las dos oportunidades que se le pueden presentar, no siendo el primogénito de la familia, ya que su hermano mayor y único, heredará la pobre parcela de vides de su padre.
Se presenta la oportunidad y será soldado. Pero aún antes de presentarse en batalla, participa sin saberlo en una emboscada a una importante figura de la política de España, y debe huir para salvar su vida.
Allí comienza lo que ha de ser una vida de trabajo, sacrificios , necesidades y esfuerzos.
Habiendo pasado a Francia, consigue emplearse en la viña de un importante vitivinicultor y allí aprende a amar el manejo de las uvas y la pasión por conseguir los mejores vinos.
Enterado de la muerte de su padre, regresa a su pueblo, en España, tras cuatro años de ausencia, para enterarse que la casa paterna, ahora de su hermano, está en venta y que éste, casado, reside en otra ciudad y trabaja en una fábrica.
Lleno de los recuerdos de todos sus vecinos a quienes conoce y que lo conocen, decide comprar a su hermano la parcela de tierra, a cuenta de los futuros rendimientos porque no cuenta con capital alguno.
Es impresionante leer los esfuerzos que hace este muchacho para poner en marcha su pequeño viñedo y me sorprendió que pese a todas sus desventuras se mantiene esperanzado y fluyen en él los mejores sentimientos que una persona puede tener, aún en momentos de verdaderas vicisitudes.
Ejercita todos los conocimientos que adquirió en su paso por Francia y si bien debe apelar a toda suerte de arbitrios para conseguir elementos que le son imprescindibles, siempre su buena voluntad y su capacidad y voluntad de trabajo salen a relucir para cumplir lo que se propone.
Afortunadamente consigue elaborar un gran vino, donde nadie conseguía más que malos caldos para vinagre, y de paso hacia su éxito, forma parte del consejo de su alcaldía, se hace eco de las necesidades de su parroquia, aunque no es confesional, participa activamente en el arreglo y puesta a punto de los bienes comunales, y hasta forma parte de los juegos que enorgullecen a los parroquianos, desde allá lejos en los tiempos.
Merece un párrafo aparte la relación que ha tenido con un par de muchachas, antes de irse del pueblo y si bien no tiene ya trato con ellas porque se han ido del lugar con sus maridos, trata de saber de ellas para convencerse que están bien, que no sufren en su vida marital. Y sobre todo participa activamente con su vecina de parcela, una joven mujer, con un niño pequeño, abandonada por su marido (ahora muerto, ya que era uno de los compañeros que no se salvaron de la incursión al pseudo ejército del que iban a formar parte) que tuvo en su vida otros dos hombres, un maltratador y un borracho, de quienes por suerte pudo desprenderse, pero que estaba sola para manejar su viña, su vida y su hijo.
Que buena sensación deja saber que nuestro "héroe" finalmente prospera en todos los aspectos de su vida.
Noah Gordon maneja muy bien los tiempos, los carateres de los protagonistas y las costumbres desarrolladas en la novela.