Me aburro

Tres hermanos se quedan solos en casa a cargo de una canguro; el mayor discute con la pequeña y la del medio se entretiene mirando la escena hasta que, ¡oh, horror!, el wifi deja de funcionar. Lea, la mediana y la única de los tres que sabe aburrirse, se tomará la molestia de enseñar a sus hermanos este antiguo arte, el del aburrimiento.
La verdad es que es una historia muy simpática que nos hace pensar en lo absorbidos que nos tienen los aparatos electrónicos (a niños y adultos) y en el poco tiempo que pasamos haciendo otras cosas. Ya sea para trabajar, leer, comunicarnos con los demás o entretenernos, estamos acostumbrados a hacerlo con un aparato en las manos.
Así que este libro es un canto al aburrimiento, a dejar volar la imaginación, a la necesidad de transmitir nuevos hábitos y a enseñar a nuestros hijos a hacer un uso responsable de la tecnología.
Me ha parecido un libro muy sencillo, fácil de leer para los peques, con unas ilustraciones muy originales, entretenido y divertido, y si hay una frase que me ha dejado dándole vueltas al coco ha sido “lo que pasa es que no sabéis aburriros”, y tristemente es así, ¿no tenéis la sensación de que hemos olvidado cómo era la vida antes de la tecnología y cómo pasábamos el rato sin ella?
También me ha hecho reflexionar sobre el ejemplo que les damos los mayores a los niños; les limitamos el uso de los aparatos y les hablamos sobre lo malos que son pero, ¿acaso no nos ven utilizándolos constantemente?
Si os sincera, no pensaba que fuera a sacar tantas reflexiones de un libro tan cortito, así que estoy doblemente satisfecha con la lectura.