Existiríamos el mar

La autora focaliza en los diferentes protagonistas de esta historia la composición de un mosaico de puntos de vista sobre la realidad en el que no faltan las discrepancias o, incluso, las contradicciones internas. Pasando de un personaje a otro, la trama avanza con agilidad pero cada tanto el hilo de los acontecimientos es interrumpido por la voz narradora que, reflexiva, expone sus tesis sobre las dinámicas humanas. Con estos cambios de velocidad y tono, Gopegui conduce a la novela hacia un terreno híbrido donde la ficción linda con el ensayo, y la escritura adquiere una dimensión filosófica que le otorga trascendencia a la historia narrada. Existiríamos el mar es una novela coral que gira en torno a una desaparición y un reencuentro, pero ante todo es una obra que pone en el centro la vida entendida como aquello que se teje entre risas, frustraciones, fracasos, los momentos compartidos y la aparente banalidad de lo cotidiano.

Existiríamos el mar es una novela-ensayo, una novela coral y es el primer libro que leo que incrimina directamente la pandemia del covid-19; ya había cruzado en un par de libros la citación de la pandemia de refilón, pero no la participación activa con sus consecuencias en la narración.

Para comenzar, no entendí el condicional del indicativo en el título…

Para seguir, no entendí el corto prólogo que me pareció críptico, una especie de caja de Pandora de donde brotan todos los pesares del mundo.

La novela coral la hacen los 5 cuarentones que habitan en el 26 calle Martín de Vargas en Madrid : Lena (la anfitriona), Hugo, Ramiro, Camelia y Jara. Todos trabajan duramente, pero como no tienen patrimonio, no pueden costearse solos el arriendo de un piso. Parece totalmente anómalo, anti-natural, encontrar a cuarentones reducidos a cohabitar como adolescentes…pero son tiempos nuevos, donde la soledad, la ausencia de familias que amparan, de lazos familiares fuertes, de situaciones económicas estables, etc, todo esto ha hecho que el grupo se cobije en alrededor de Lena recreando lazos que les permite una vida mejor, más equilibrada.

Porque han logrado crearse una « familia », un nido donde cada cual aporta algo, donde se comparten muchas cosas con sentimientos de afección, de humanidad; no existen lazos de pareja entre ellos. ¿Quién dijo « los amigos son la familia que hemos querido tener »?

La única que no tiene una situación estable es Jara, quien no dura en ningún trabajo porque a pesar de tener estudios universitarios, no logra conectar bien con la gente. En el momento del relato, está nuevamente en paro. Ha rendido servicios a cada uno y se ha preocupado de mil cosas en el piso, pero el no poder contribuir con su parte de arriendo, la tiene muy mal síquicamente.

Jara decide esfumarse sin dejar sus señas, sin dejar una nota y el grupo se da cuenta de cuanto la querían, cuanto ella les aportaba una presencia que los valorizaba y el vacío que ha dejado le pesa a todos.

Tenemos capítulos dedicados a cada uno de los personajes, todos muy bien dibujados y resultan entrañables. Cada uno es un mundo en si y han logrado construir un núcleo de sustitución a la familia que los ampara y fortalece.

El resto de los capítulos son digresiones, verdaderos fuegos artificiales con argumentos sobre la triste sociedad actual, tan desigual, sobre la dificultad de existir en las grandes ciudades, sobre la dificultad de relacionarse, de compartir, de explayarse, de sobrevivir en un ambiente más humano. Los personajes de la novela ya estaban quebrados síquicamente antes de la pandemia; hay que imaginar el pos pandemia…¿cómo sobrevivir a un tal desbarajuste?

Novela testimonio, novela social donde resalta la incertidumbre, las injusticias, el aislamiento social, la precariedad de los empleos, la imposibilidad de pagar una vivienda para aquellos sin patrimonio, etc.
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Las consecuencias de la pandemia nos han afectado emocionalmente y la precariedad se ha instalado en la sociedad. En un piso de un barrio del centro de Madrid, viven Hugo, Lena, Camelia, Ramiro y Jara, los protagonistas de este relato. Los cinco están por la cuarentena y comparten piso; están juntos, además de porque los sueldos no llegan, porque han creado unos vínculos especiales de solidaridad. Jara se ha quedado en el paro, los demás tienen trabajos poco ilusionantes. Jara es una persona especial, siente que no controla su vida y por eso decide irse sin decir nada. Con su marcha los demás, dudan en buscarla y siguen con su vida pero más tarde se replantean su búsqueda. Jara ha encontrado un trabajo precario en Calatayud, donde encuentra a una nueva amiga.Cuando los demás la encuentran, comprueban que está bien y dónde quiere estar; ellos regresan a Madrid entendiendo que su vida es una convivencia leal donde las individualidades se respetan y eso beneficia al grupo.
Creo que la novela es una propuesta alternativa a las relaciones sociales y una historia de resiliencia.
Me ha gustado aunque cuesta: no hay una única trama sino muchos frentes abiertos, tal como es la vida la vida

Una historia muy hermosa con una narrativa brillante que se adentra en la verdad de las cosas más cercanas de forma tan certera que resulta abrumadora.

Una historia de amistad, de personas que se quieren y que intentan sobrevivir juntas, atravesadas por la pandemia, la precariedad, la explotación laboral y el capitalismo. La narrativa les muestra como aquello que realmente nos gustaría ser y que igual, en el fondo, somos: personas que no están perdidas sino que sobreviven nadando en la superficie y profundizando sobre todo lo que viven, con esa fuerza que da la reflexión honesta y la vulnerabilidad compartida.

Sin romantizar nada, hace poesía con la propia historia. Está tan bien escrito que es una muestra de como algo así como una explicación científica no mata el sentimiento. Sin que halla ninguna concesión, ningún adorno de la realidad, y ningún atisbo de plantear una solución a modo de moraleja, amas a los personajes cuando los lees, porque tal y como son representan esperanza y luz.

En el tercero C del portal 26 de la calle Martín de Vargas comparten piso Lena, Ramiro, Camelia, Hugo y
Jara. Rondan los 40 años y son más que compañeros de piso, son amigos, no son familia pero han creado vínculos que hacen que se traten como si lo fueran. Se apoyan en lo bueno, en lo malo y en la toma de decisiones intentando sobrevivir juntos. El día que Jara se va sin avisar deja un vacío y en la añoranza empiezan a buscarla. Y la buscan a ella igual que se buscan a ellos mismos porque si algo tienen en común es que quieren vivir su vida con plenitud.


Me ha costado meterme en la historia, sobre todo la primera parte. Quizá porque es una mezcla de novela coral y ensayo y a mi los ensayos me cuestan. Nada me ha parecido ligero, ni la trama(aunque aparentemente sí lo es) ni el estilo. Es una lectura muy exigente en la que el día a día de los personajes nos sirve para hacernos reflexionar sobre multitud de temas, desde la labor de los sindicatos o cómo comprometernos para que el mundo sea más equitativo pasando por la inestabilidad económica, las dificultades de acceso a la vivienda, las condiciones de trabajo, dudas sobre la vida en general, las relaciones personales, la soledad o como donde naces puede determinar nuestro futuro.

Lo dicho, una lectura muy exigente repleta de reflexiones.

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