Juntos podemos cambiar el mundo? Esta novela no deja indiferente. Sus múltiples personajes nos demuestran que no hay nada definitivo, que todos nuestros actos cuentan y que las personas "no acabamos en nosotros mismos", formamos parte de una colectividad. Cada reflexión de este libro nos interroga individualmente: nos incita a pensar, a tomar partido, a actuar, a no apartar la mirada, a salir de nuestra comodidad, de nuestro silencio y de querer pasar desapercibidos y quedarnos tranquilos en la nuestra rutina. Es un canto a la colectividad, a su fuerza: "Madurar quizás consiste en comprender que no es una quien ha de poner la firma en el cuadro o cerrar el local y apagar la luz. Y ahora que sé que hay cosas que no voy a terminar nunca, rompo el reloj de arena y mi arena no es mía sino parte de una playa. "
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