InicioMis librosAñadir libros
Descubrir
LibrosAutoresLectoresCríticasCitasListasTest
>

Crítica de erick_ascencio


erick_ascencio
29 January 2022
Joanna Goodman es una autora a la que he leído con anterioridad y siempre me ha dejado satisfecho, así que cuando vi que publicarían su más reciente libro, entró en las novedades que sí o sí necesitaba en mi vida.

ESTA SINOPSIS PUEDE CONTENER SPOILERS DEL LIBRO ANTERIOR

Es 1992 y la lucha del grupo separatista por crear un Quebec independiente ha resurgido y con más fuerza que antes. Veronique, hija de Léo Fortin, uno de los protagonistas de la crisis de octubre, ha decidido poner todos sus esfuerzos en promover la idea de una nación independiente libre de discriminación y sobajamiento por parte de los ingleses.
Elodie, aún después de reencontrarse con su familia, sigue sintiendo un vacío y dolor por la forma en que se desarrollaron los primeros años de su vida y por el hecho de que su historia siga estando en las sombras. Cuando se hace público el fraude de los huérfanos de Duplessis, Elodie sabe que es el momento para alzar la voz y reclamar la dignidad que se le negó y fue arrebatada injustamente.
Lo que une a ambas es James, un periodista que siente la necesidad de dar a conocer estas dos historias: retratar de manera cruda a un Léo arrepentido y darle la voz que le fue robada a Elodie.

No tenía idea de que este libro sería una continuación directa de El hogar de niñas indeseadas hasta que vi la información en goodreads, pero se retoma la historia de Elodie, su lucha contra el gobierno por los maltratos que sufrió de niña y las secuelas personales a las que se enfrenta. Además, regresamos (de manera más íntima) al conflicto político por el que pasa Quebec, que desea ser una nación independiente de Canadá. Ambas historias son diferentes la una de la otra y en teoría no tienen conexión alguna salvo que transcurrieron en el mismo periodo de tiempo y que, en particular en esta trama, una persona liga a las protagonistas de cada evento. al tener dos tramas completamente distintas y bien desarrolladas hay mucho que comentar.

Mi trama favorita es la que involucra a Elodie porque es un personaje con el que ya me encariñé desde el libro pasado y de la que su historia me parece dura y necesaria de difundir. Elodie comienza a sentir la necesidad de que su historia sea reconocida no solo por la sociedad, donde quedó más que claro que empatizan con los huérfanos, sino por el gobierno y los principales violentadores: las monjas, los médicos y la iglesia. Así es como se embarca en una travesía política de la mano de otros huérfanos, que no tuvieron la misma suerte que ella y en cuyas vidas los abusos han dejado huellas no solo psicológicas sino físicas, creando un grupo para hacer una demanda contra estas instituciones para que, si bien no les pueden devolver sus infancias, les pueden dar algo de dignidad con una disculpa pública y una compensación económica porque la mayoría de ellos no puede acoplarse a la sociedad.

Elodie como personaje me sigue gustando mucho, es muy humana y en este libro se nota cómo, aunque tomó el timón de madre soltera y responsable, nunca dejó de sentirse vacía e insuficiente, cómo el hecho de haber sido abandonada en un hogar de niñas indeseadas sí dejó marca permanente en ella y el haberse reencontrado con su familia no le dio el final feliz que ella esperaba. Esta secuela se siente como un arco en busca de justicia por parte de Elodie, uno donde busca soltar lo que la atormenta y donde se permite sentir el dolor de la pérdida de lo debieron ser sus años más felices. Simplemente no hay forma de no empatizar con esta trama.

Sigamos con la otra trama, que aunque no es la de mayor impacto emocional, sigue siendo interesante. Aquí hay que remontarnos a la crisis de octubre en 1970 donde el Frente de Liberación de Quebec, liderado por Léo Fortin, pide la liberación de sus presos y vías de escape seguras, pero al no obtener lo que desean asesinan a un funcionario público. Léo pasa diez años en prisión y se pierde toda la infancia de su hija, quien tiene que cargar con el peso de sus actos aunque no los entienda. Ya cuando es adulta, Veronique entiende las motivaciones de su padre y decide participar activamente en la causa política para que Quebec sea reconocido como un país, con una cultura e idioma propio y en esta ocasión parece que sí lograrán la independencia. El gran problema al que se enfrenta esta trama es que, si ya leíste El hogar de niñas indeseadas tienes una idea de los históricos problemas de discriminación y odio que existen entre francocanadienses e ingleses, pero no puedes evitar estar más interesado en la historia de Elodie, querer saber todos los mínimos detalles de ella y su lucha y, aunque aquí sí tenemos la mayoría de los pormenores, en ocasiones llegan a perderse entre toda la información de esta trama que es muy demandante.

Veronique es un personaje que me gustó mucho porque es ambivalente: es una buena persona, pero hace acciones indebidas siendo consciente de ello y no siente culpa de ello porque está totalmente convencida de que son por las razones correctas. Un personaje muy gris, pero con el que llegué a empatizar mucho porque es un adulto joven que no sabe qué hacer con su vida, que no se ha desarrollado en el entorno más sano y que no desea ser definida por las acciones de su padre (aunque al final termine replicando sus conductas, f*ck the goverment). al iniciar la historia solo tiene 22 añitos y recibe estímulos constantes por por todos lados con la intención de moldearla de determinada manera: su tío es traficante de cigarros y ella está involucrada en ese negocio; su primo perdió el suelo y gasta todo su dinero en alcohol, drogas y otras cosas innecesarias; su padre es un constante recordatorio de lo que perdió en la infancia y siente la responsabilidad de devolverle la causa que lo arruinó y, para finalizar, está su novio, un periodista que aboga en ser la voz de la razón y que pretende llevar a Veronique por el camino del bien (una educación universitaria, un trabajo fijo y un Quebec que sigue siendo parte de Canadá). Entre tantas demandas, no puede definirse como a ella le gustaría y yo solo quería darle un abracito.

James es la persona que une a Elodie y Veronique y no por el aspecto periodístico que implica su profesión, sino porque está íntimamente relacionado con ambas mujeres, Elodie es su hermana y tiene una relación amorosa con Veronique. Él es la razón por la que no llegué a disfrutar en su totalidad la historia, pues me pareció el peor personaje de todos porque se cree con la superioridad moral de juzgar y decirle a los demás qué es lo correcto solo porque viene de una buena familia donde se le enseñaron los valores y principios que son esperados en una persona, porque viene de un hogar acomodado con un padre que siempre antepuso el trabajo duro ante todo y que incluso dio la vida por ello y porque su vida es lo que podría considerarse exitosa. Por si esto fuera poco, siente la necesidad de demostrar que es un as en el periodismo y que marcará la diferencia con sus artículos políticos sin importarle nada ni nadie. Lo peor es que sentí que su actitud estaba hecha para gustar, que su complejo de onvre salvador que rescata a todas las mujeres de su alrededor es romántico y deberíamos caer rendidos a sus pies y agradecer sus consejos (que nadie pidió y que a nadie le interesan). Y, para terminar con mi queja de él, no comprendo cómo es que se siente superior a los demás si tiene la incapacidad para relacionarse con personas de su edad y prefiere hacerlo con personas más jóvenes, teniendo como claro ejemplo que su relación tiene una brecha de edad de diez años (WTF?!).

La narrativa de Goodman es impecable, tenemos tres puntos de vista distintos (Elodie, Veronique y James) en capítulos intercalados y cada uno tiene una voz distintiva, haciendo que la lectura sea ágil, entretenida y en ningún momento sea aburrida o repetitiva. Un aspecto que siempre vale la pena mencionar es la crítica social y política, en este caso tenemos dos versiones, la injusticia que es que el gobierno siga protegiendo a instituciones como la iglesia y dejando impunes delitos hacia los más desprotegidos y el otro lado de la crítica viene por parte del movimiento separatista, sus cuestionables acciones y sus razones para querer ser independientes; lo interesante en la perspectiva separatista es que nunca se les intenta retratar como héroes, villanos ni víctimas, solo como una parte más en un movimiento político donde es natural que se comentan errores.

En resumen, La hija olvidada, es una historia muy cargada de política sobre el Quebec separatista y lo que concierne a los huérfanos de Duplessis, donde reconectamos con personajes del pasado como Elodie y su familia. Sin dudas Joanna Goodman es una autora que no defrauda y que es sinónimo de calidad, no puedo esperar a leer otro libro de ella.
Comentar  Me gusta         20



Comprar este libro en papel, epub, pdf en

Amazon ESAgapeaCasa del libro
Apreciaron esta crítica ()(1)ver más