-Tengo miedo de que estos sentimientos acaben por matarme. -Lo sé -contestó-. Pero no lo harán. O habrías muerto hace mucho tiempo. |
-Tengo miedo de que estos sentimientos acaben por matarme. -Lo sé -contestó-. Pero no lo harán. O habrías muerto hace mucho tiempo. |
El amor no juzga ni discrimina opiniones opuestas o ambiciones, no divide ni intimida. El amor es mucho más resistente que el ser humano medio, siempre indomable frente a egos frágiles y pesos en los hombros y orgullos obstinados y vanidosos. El amor no tiene nada que demostrar, solo los humanos tienen que hacerlo.
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Las personas solo se sienten cómodas con cierta cantidad de duelo, cuando la superas, se sienten incómodas.
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Ah, entonces puedes romperme el corazón, pero no la ley -dice ella-. Mira, yo soy todo lo contrario. Rompería la ley en un abrir y cerrar de ojos, pero nunca haría daño deliberadamente a alguien a quien quiero. Ese es mi código.
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-Quiero sentir pasión, como a mi padre le apasionaba el FLB, o la forma en la que tu madre le apasiona su tienda de semillas. Estoy dispuesta a esperar a que llegue. -¿Cuánto tiempo? -A mi edad, mi padre estaba en la cárcel, su vida básicamente había acabado. Estoy justo al principio de la mía. -Me encanta tu optimismo -dice Elodie-. ¿Quién dice que hay que tenerlo todo planeado con veintipocos? |
-Yo ya he intentado hacer lo que estás haciendo tú -dijo-. Y no funciona. -¿Qué estoy haciendo? -Intentar beber lo suficiente como para no sentir dolor nunca más. -¿De verdad? -Intenté muchas cosas para que mi dolor desapareciera -confesó-. Alcohol, yerba. ¿Sabes por qué paré? Porque no funcionaba. -¿Se supone que eso tiene que animarme? -No. Solo es la verdad. Puede que no pase nada por sentirse triste. |
"La cárcel rompe a un hombre", suele decir. "Las diseñan para eso: hacerte pedazos, destruir tu espíritu, arrebatarte todas tus pasiones, una por una. Primero te olvidas de cómo suena la música. Luego te olvidas de cómo cantar, cómo reír, incluso de cómo llorar. Se llevan todo lo que te resulta querido. Es uy difícil recuperar la joie de vivre".
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¿Cómo podía alguien que hablaba un idioma diferente ser el enemigo? Los verdaderos enemigos eran los médicos y las monjas, los monstruos que te encerraban en el hospital psiquiátrico, los que te trataban de loca cuando no lo eras y acusaban de ti, el Gobierno que se beneficiaba de todo. Esos eran los enemigos formidables. Pero ¿una persona inglesa? ¿Un francófono? ¿Por ninguna otra razón que el idioma que hablaban? Esta constante animosidad siempre ha molestado a Elodie. Existen asuntos mucho más serios por los que cabrearse en esta provincia.
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La leyenda de Sleepy Hollow es un relato corto de terror y romanticismo, se desarrolla en los alrededores de...