Un nublao de tiniebla y pedernal

La figura del abuelo da pie para escribir una narración hablando de la FAMILIA con mayúsculas, una familia que aunque se le tengan cosas que echar en cara no deja de ser nuestra sangre, recuerdos y vida desarrollada entre todos.

Un nublao de tiniebla y pedernal son capítulos cortos que narran experiencias, situaciones rocambolescas y personajes peculiares cuyo trasfondo enseñan más de lo que a simple vista pueden desprender. Lo bueno del libro de Miguel Ángel González es que tiene las lecturas que uno quiera otorgarle. Es un ensayo, una novela, una autobiografía familiar. O quien sabe toda una declaración de intenciones de otros tiempos en los que la vida era lo que te ocurría y no lo que veías en una pantalla. ,



Inteligente, magnifica, entrañable e intimista. Todo ello destilado en un pequeño libro que a medida que más vamos leyendo tiende a hacerse grande en la memoria y el corazón de quien lee. Imposible que los recuerdos no afloren en los lectores al ser testigos de las pequeñas historias familiares narradas casi de forma telegráfica. Todos hemos tenido algún que otro familiar que nos recuerda a los que aquí aparecen, una hisopara cómica o dramática que se asemeja a lo descrito en la novela y que la hacen más cómplice, más digna de ser leída.



Sin lugar a dudas la novela es un drama de esos que se clavan bien profundo dentro del lector, de esos que hurgan en viejas heridas ya olvidadas , pero que a su vez son capaces de hacer que la empatía gane la partida a la tristeza porque todo esta cubierto con un leve manto cómico de ese bendito disfraz que es la inocencia con la que muchas cosas que merecen la pena se envuelven.



Merece la pena pasear por esta historia ya que en ella están escondidas eternas referencias a la literatura,, a series o videojuegos, al video Betamax lo a escenas míticas de Rocky Balboa. Este libro en el fondo puede incluso ser la banda sonora de una vida.

Nos encontramos con un libro de apenas ciento setenta y cinco páginas, narrado en primera persona por el protagonista, que va creciendo conforme avanza la historia.
Esta historia es la historia de su familia, una familia que me ha resultado peculiar, sobre todo en cuanto a la muerte se refiere. El chico parece admirar bastante a su abuelo, incluso hasta el final del relato y eso es lo que lo hace entrañable a su vez, lo que podría llegar a emocionar a cualquiera, pues todos hemos tenido abuelos o alguna figura a la que profesamos idolatría y cariño.
No resulta aburrido, ya que el autor se encarga de contar de una manera especial, que te produce interés, cosas tan mínimas o habituales como lo son la vida y la familia, sin utilizar demasiado la ficción ni rozar lo surrealista. No se hace monótono, sino que adquieres una conexión con los personajes y sus propias historias y, además, todo está narrado con un estilo poético, ligero y que denota un talento innegable.
Lo mejor, para mí, ha sido el final. Me ha apretado el corazón y me ha hecho sentirme realizada al haber leído esta obra.
Un nublao de tiniebla y pedernal me ha recordado ligeramente a Cien años de soledad, de García Márquez. Quizá por el tema principal: la familia.
Es un libro que recomiendo abiertamente.

En Un nublao de tiniebla y pedernal tenemos a un narrador que nos va a relatar, a través de sus recuerdos, la vida (y hasta la muerte) de una familia en la que “siempre parece que vayamos a morirnos en un determinado momento, pero al final no lo hacemos y luego nos morimos cuando nadie se lo espera”. Una familia que “no sabe beber despacio”, como tampoco sabe vivir despacio. Una familia que tenía suerte hasta que dejaba de tenerla. Vamos a conocer infinidad de detalles de las vidas de una treintena de familiares, y esos detalles nos los va a contar de una manera tan tierna, tan dulce, que incluso las penas nos van a saber a azúcar. Me he enamorado de cada uno de ellos, están magistralmente construidos y es imposible no empatizar con ellos. También hay lugar para los amigos en esta novela. Amigos que todos hemos tenido y perdido
Muchas son las referencias que han conseguido que retroceda a mi pasado: personajes públicos, canciones, programas de televisión, etc. lo que convierte esta historia en algo completamente real y posible en mi cabeza.

Algo que me ha gustado muchísimo es la estructura del libro. No hay capítulos, pero la narración está fragmentada en párrafos independientes de diferentes longitudes: desde una página hasta unas cuantas palabras. Todos estos párrafos actúan como microrrelatos, pero al mismo tiempo enlazan con el anterior y con el siguiente consiguiendo una composición perfectamente engranada.

Devoré este libro en poco más de 24h, me resultaba imposible soltarlo, desprenderme de esos personajes entrañables y de las sonrisas (y hasta carcajadas) que me provocaban cada dos por tres. Miguel Ángel hace alarde de una prosa amable y con un gran sentido del humor incluso en los fragmentos en los que lo que se nos narra son desdichas.

Una novela coral de nostalgias y recuerdos. del valor de los recuerdos y el valor de la familia (de la familia de verdad). Decir que me ha gustado sería quedarme corta, me ha encantado. Hacéos un favor: leedla, os vais a enamorar.

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